El 2020 ya es oficialmente el tercer peor año para los bosques, porque en un año los trópicos han perdido 12,2 millones de hectáreas de cobertura arbórea y de estas 4,2 son de regiones tropicales de gran valor, una extensión equivalente a los Países Bajos. Así lo evidencian el informe anual Global Forest Watch.
Los incendios y la tala de árboles supusieron una destrucción de árboles un 12% respecto a 2019 y muy por encima del promedio de los últimos 20 años, momento en que comenzó el monitoreo comparable.
Las pérdidas fueron particularmente graves en los bosques primarios tropicales húmedos, como el Amazonas, el Congo y Asia sudoriental. Unos bosques considerados de vital importancia porque actúan como sumideros de carbono en la regulación del clima global, además de tener ecosistemas insustituibles para el planeta.
Las pérdidas de este tipo de bosque ascendieron a 4,2 millones de hectáreas, lo que equivale a las emisiones anuales de dióxido de carbono de más de 575 millones de automóviles, según el Instituto de Recursos Mundiales (WRI), que participó en el informe.
Esta destrucción se debe principalmente a la agricultura, pero también a los incendios provocados por las olas de calor y las sequías en países como Brasil, Australia y Siberia, según el informe, que se basa en datos obtenidos mediante satélites. “Estos datos muestran una emergencia climática, una crisis de biodiversidad, un desastre humanitario y una pérdida de oportunidades económicas”, ha alertado Frances Seymour, del WRI.
Situación preocupante en Brasil
Las áreas boscosas de Brasil fueron las que peor año tuvieron. Este país concentró un tercio de la destrucción de bosques con 1,7 millones de hectáreas perdidas, un aumento de aproximadamente el 25% con respecto al año anterior.
Los incendios arrasaron el Amazonas a un ritmo mayor que el año anterior, a pesar de que el gobierno impuso la prohibición del uso de fuegos para talar árboles y desplegó soldados para frenar la práctica.
El Gobierno de Jair Bolsonaro, en el poder desde 2019, es objeto de críticas por su gestión medioambiental y su política de favorecer la actividad de la industria minera y agropecuaria en las zonas forestales. De hecho, desde que preside el país se ha registrado un fuerte aumento en la pérdida de masa forestal después de un largo período de mejoras en la reducción de la destrucción.
“Brasil, que había logrado reducir significativamente la deforestación en la Amazonía ahora ve cómo se esfuman todos esos esfuerzos. Es desolador”, explica Seymour.
América del sur concentra el mayor riesgo del mundo
Además de Brasil, en los 10 primeros puestos de la lista, figuran un año más cuatro países sudamericanos: Bolivia, Perú ocupan el quinto lugar, Colombia, el sexto, y México, el décimo.
En este continente destacan los incendios que devastaron la región de Pantanal, que se extiende de Brasil a Bolivia. El informe estima que casi 30% de la superficie de este territorio natural se redujo a cenizas en 2020, privando a grupos indígenas de agua y comida, como fue el caso del pueblo nómada de los guatos del sureste de Brasil, y provocando la muerte de miles de animales de especies vulnerables, como los jaguares.
Indonesia mejora
La deforestación está disminuyendo en Indonesia, que por primera vez ha salido de la lista del WRI de los tres países con mayor pérdida de bosques primarios.
La pérdida de árboles en Indonesia en 2020 cayó por cuarto año consecutivo, desde un pico en 2016 después de que los devastadores incendios forestales y de turba llevaron al gobierno a imponer una moratoria sobre la tala de bosques primarios y la conversión de turberas en agricultura, al tiempo que restringió las licencias para plantaciones de palma aceitera.
Malasia, que ha perdido alrededor de un tercio de su bosque primario desde la década de 1970, también ha logrado recientemente reducir la deforestación, con leyes más estrictas sobre la tala ilegal.
Los países más ricos no son inmunes a la pérdida de bosques
En Alemania, la pérdida de bosques se triplicó en 2020 en comparación con 2018. El aumento se debió en gran parte al daño de los escarabajos de la corteza que se alimentaban de árboles vulnerables por el clima cálido y seco provocado por el calentamiento global.
Australia experimentó un aumento de nueve veces en la pérdida de cobertura arbórea en los últimos dos años, en gran parte debido a las condiciones meteorológicas extremas y los incendios forestales.
Según el informe, la crisis climática también está empeorando la pérdida de bosques. Con el calentamiento global los bosques húmedos se están secando mucho más, provocando la muerte de los árboles y la quema de incendios durante más tiempo, en un círculo vicioso.