La selva amazónica brasileña es un ‘pulmón’ para el planeta. Sin embargo, la deforestación de este bosque pluvial está acelerando el cambio climático. Un estudio protagonizado por más de 30 científicos ha demostrado que el Amazonas ha expulsado más dióxido de carbono del que es capaz de absorber en los últimos diez años.
En concreto, el estudio estima que entre 2010 y 2019 este bosque en la zona brasileña ha generado un 18% más de CO₂ del que es capaz de transformar en oxígeno. El Amazonas es “víctima del cambio climático y las actividades humanas”, concluye el informe científico que también recoge cómo la absorción de gases de efecto invernadero se ha visto afectado en la mayor selva de Latinoamérica.
“Es la primera vez que tenemos cifras que muestran que hemos cambiado y que la Amazonía brasileña es un emisor neto de carbono”, explica a AFP uno de los autores, Jean-Pierre Wigneron, investigador del INRAE. Por el momento, a priori, “los otros países están compensando las pérdidas de la Amazonía brasileña” y así “toda la Amazonía aún no ha cambiado, pero podría hacerlo pronto”, prosigue.
“Hasta ahora, los bosques, en particular los bosques tropicales, nos protegían al permitir frenar el calentamiento, pero nuestro último baluarte, la Amazonia, está en proceso de inclinación”, advierte el investigador. “Sin los bosques, uno de los pulmones del planeta que absorbe entre el 25 y el 30% de los gases de efecto invernadero emitidos por los humanos, el cambio climático sería mucho peor”, ha estimado Wigneron.
Crece la degradación forestal del Amazonas
Pero durante varios años, los científicos han estado preocupados por la pérdida de vapor en los bosques tropicales y temen que puedan desempeñar cada vez menos su papel como sumideros de carbono. Y la preocupación proviene en particular de la selva amazónica, que representa la mitad de los bosques tropicales del planeta.
El estudio también destaca la responsabilidad no reconocida pero importante de la “degradación” del bosque. A diferencia de la deforestación que hace desaparecer la zona boscosa, la degradación incluye todo lo que puede dañarla, sin destruirla por completo.
Esto incluiría a árboles debilitados al borde de áreas deforestadas, la tala selectiva, pequeños incendios o la mortalidad de árboles ligada a la sequía. Muchos de estos efectos apenas tienen incidencia por separado, pero en datos globales ponen en riesgo la viabilidad del Amazonas a largo plazo.
Utilizando un índice de vegetación de observaciones satelitales de microondas, lo que permite sondear toda la capa de vegetación y no solo la parte superior de las copas de los árboles, el estudio concluye que estas degradaciones forestales han contribuido al 73 % de las pérdidas de carbono, Por contra, el 27 % de la pérdida de masa forestal se debe a la deforestación, que sin embargo, “sigue siendo grande”, según el estudio.