La organización Árbol VLA lanzó una fuerte advertencia: Villa La Angostura se encuentra en riesgo ambiental. Se trata una localidad enclavada en un territorio privilegiado pero frágil, dentro de un Parque Nacional. A través de una campaña de reflexión, el grupo invita a repensar cómo se está habitando y transformando este espacio natural, cada vez más afectado por prácticas destructivas.
Según la organización, el mensaje no es alarmista: es urgente. Árbol VLA denuncia talas indiscriminadas, movimientos de tierra para construcción y relleno de mallines, acciones que no solo modifican el paisaje sino que provocan daños irreversibles en ecosistemas claves como cuencas hídricas, hábitats de especies nativas y corredores biológicos.
En su tarea constante de educación ambiental, la organización articula con instituciones escolares, publica contenidos en redes sociales, colabora con otras agrupaciones y participa en acciones comunitarias para sembrar conciencia ambiental desde lo cotidiano.

El valor de conocer el lugar que habitamos
Villa La Angostura no es un loteo más: es un territorio con especies nativas únicas, cuencas sensibles y valor cultural, todo lo cual justificó su declaración como Parque Nacional. Por eso existen normativas específicas, como la Ordenanza Municipal 1394/2004, que protege especies forestales como el arrayán, tineo y palo santo, o la reciente Ordenanza 4172/2024, que regula las prácticas de poda, apeo y desmonte para minimizar impactos ambientales.
También se destacan leyes provinciales como la Ley 2780/2012, sobre el ordenamiento de los bosques nativos, y la Ley 1890/1991, que protege a la araucaria araucana, emblema vegetal de la provincia del Neuquén.
Desde Árbol VLA insisten en detenerse a pensar que las acciones realizadas pueden ser el primer paso hacia un futuro más equilibrado, donde la belleza natural de La Angostura no sea solo un recuerdo, sino una realidad preservada.

Educación ambiental: una herramienta para transformar
La educación ambiental es mucho más que enseñar conceptos ecológicos: es fomentar la construcción de ciudadanos responsables, informados y comprometidos con su entorno. En territorios tan delicados como Villa La Angostura, el conocimiento y la conciencia marcan la diferencia entre la conservación y el deterioro.
Implica informarse sobre las normativas locales y provinciales, entender el papel de cada especie dentro del ecosistema, y actuar con respeto hacia la biodiversidad y el patrimonio natural. También exige reaprender, cuestionar costumbres instaladas y ser capaces de modificar hábitos que afectan negativamente al medioambiente.
Promover la educación ambiental es una forma de frenar la expansión de prácticas destructivas disfrazadas de desarrollo. Es comprender que habitar un Parque Nacional conlleva derechos, pero sobre todo responsabilidades colectivas e individuales.
Fuente: Inés Dominguez para Grupo Arbol VLA – Diario Andino.