Nieve en abril, ¿Qué podrá pasar este año con las nevadas en la cordillera?

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Las primeras nevadas del año llegaron a la Cordillera de Los Andes en gran parte del territorio argentino, también del lado chileno. Todos los años, con los primeros días de frío, vuelve a surgir el mismo interrogante: ¿qué podría pasar este año con la escasez hídrica?

Este jueves 21 de abril y viernes 22 de abril se registraron nevadas en Alta Montaña en la Región Central, Las Cuevas, Puente de Inca, Punta de Vacas; y en el Sur provincial, puntualmente en las localidades de Las Leñas, El Azufre y el Pehuenche. Según el pronóstico del Sistema Meteorológico Nacional, las precipitaciones continuarán hasta el día miércoles y serán de mayor intensidad.

A dos meses del inicio del invierno, estas condiciones en la cordillera hacen pensar que este es un buen comienzo y que la que viene podría ser una temporada diferente a las anteriores. Sin embargo, adelantan que las precipitaciones serán menores a lo normal.

“El pronóstico estacional de precipitaciones indica mayores probabilidades de registrar menos precipitaciones que lo normal, con lo cual no sería un año de acumulación promedio”, informó Juan Rivera, investigador adjunto del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) e integrante del Programa Regional de Meteorología del Instituto Argentino de Nivología, Glaciología y Ciencias Ambientales (Ianigla).

En Argentina no se lleva a cabo un pronóstico de nevadas, la escasa información con la que se cuenta proviene de investigaciones internacionales, los cuales “pronostican una alta probabilidad de que las precipitaciones (nieve) sean menores a lo normal, durante este invierno”, contó Rubén Villodas, director de Gestión Hídrica de Irrigación Mendoza.

Este déficit en las precipitaciones en alta montaña que se esperan para el 2022 “suelen estar asociadas a condiciones La Niña, las cuales estamos transcurriendo en la actualidad y se espera que se extiendan durante buena parte del año”, explica Rivera.

Más de una década de gran sequía

Pero este año no será la excepción. El problema de la falta de nieve, y sus graves consecuencias en la vida de aquellas comunidades que dependen del agua de deshielo, es algo que inquieta a los especialistas desde hace más de 10 años.

A finales de agosto de 2021 se dieron a conocer imágenes satelitales en las cuales se observaba a la cordillera prácticamente sin nieve en sus picos más altos y en pleno invierno; esto demostraba el importante retroceso de la capa de nieve. Dichas imágenes fueron tomadas por el satélite Copernicus Sentinel-3 de la Agencia Espacial Europea (ESA) el 27 de julio de 2020 y el 29 de julio de 2021.

Ricardo Villalba, investigador principal del Instituto Argentino de Estudios de Ciencias de la Nieve, los Glaciares y el Medio Ambiente (IANIGLIA), explicaba que la disminución de las precipitaciones y el retroceso de los glaciares en la región llevarían a sufrir una importante escasez de este recurso. “Estamos viendo un proceso de disminución a largo plazo de las precipitaciones, una mega-sequía“.

Esto se refleja en las mediciones del nivel del agua de las cuencas principales de Mendoza. “Desde 2010 en adelante, casi todos los años las nevadas en la cordillera mendocina han sido menores al promedio histórico, con excepción de los inviernos 2015 y 2016 en las cuencas de algunos ríos. Como resultado, los ríos Tunuyán, Diamante, Atuel y Grande llevan ya 11 años consecutivos de caudales inferiores a las respectivas medias, y los del río Mendoza sólo en 2015 y 2016 superaron muy ligeramente su promedio”, explicó el geógrafo mendocino Marcelo Guiraud al dialogar por MDZ en agosto de 2021 por la falta de nevadas el invierno pasado.

Juan Rivera, por su parte, explica que la escasez de nieve de la última década se debe a “diversos factores atmosféricos y oceánicos, entre los que se destacan anomalías negativas en la región tropical del océano Pacífico y un desplazamiento hacia el sur de los sistemas de mal tiempo”. El especialista agrega que “si bien hay una contribución de la variabilidad natural en este fenómeno, no puede descartarse un rol del cambio climático en la severidad y duración de la sequía”.

Es una preocupante situación que pone en jaque a toda la región. La escasez de precipitaciones obliga a quienes toman decisiones a pensar en acciones urgentes para preservar el recurso hídrico. Reservar el agua en los diques, aplicar mayores exigencias en los sistemas de riego y en el uso industrial del agua, regular el uso doméstico, son algunos de los puntos en los cuales se debe hacer hincapié.

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