ONU avisa: para desactivar la ‘bomba climática’ hay que actuar de inmediato y en todos los sectores

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Existen las soluciones técnicas y el capital necesario para frenar la bomba climática, con los peores impactos del cambio climático.

Pero solventar a tiempo el reto al que se enfrenta la humanidad, advirtió la ONU, requiere un cambio rápido, masivo y global.

La ventana de oportunidad para frenar la bomba climática se cierra y, tras décadas de procastinación, ahora hay que hacerlo «todo a la vez en todas partes», resumió el secretario general de Naciones Unidas, Antonio Guterres.

Los países tienen que acelerar una década sus planes climáticos para ser neutrales en dióxido de carbono (CO2), urgió.

El informe del Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático (IPCC, por sus siglas en inglés), que recoge el trabajo de más de 2.000 científicos y las mejores evidencias sobre cambio climático, insiste en que la actividad humana ha causado «inequívocamente» el calentamiento global.

El planeta se tiene una bomba climática que hay de desactivar, ya que la temperatura global ya se encuentra a 1,1 °C por encima de la época preindustrial, y ha hecho que casi la mitad de la población mundial esté expuesta a nuevos impactos del clima.

«Este informe es una llamada de atención para acelerar masivamente los esfuerzos climáticos de todos los países, todos los sectores y en todos los plazos», dijo Guterres, que calificó las aportaciones de los científicos como «una guía de supervivencia» para la humanidad ante un futuro de sequías crecientes, lluvias torrenciales, olas de calor o extinción de especies.

De no actuar, advierten los autores, no solo se multiplicarán los impactos del cambio climático, sino que muchas de las soluciones que hoy están disponibles dejarán de estar al alcance.

No habrá adaptación posible a un aumento desbocado del nivel del mar, por ejemplo. O a la intensidad de las olas de calor. «Las opciones y acciones implementadas en esta década tendrán impactos ahora y durante miles de años», advierten los expertos.

Acelerar la neutralidad climática

El informe es claro: limitar el calentamiento global obliga a alcanzar las «cero emisiones netas» de CO2.

Esto significa recortar las emisiones de gases de efecto invernadero –las que calientan el planeta– hasta que sean prácticamente inexistentes y, las emisiones que queden, capturarlas mediante avances tecnológicos o mediante sumideros de carbono como los bosques.

Las cifras son inmensas

Para mantener el planeta en 1,5º, un umbral fijado por los científicos como el primer límite a partir del cual se exacerban los impactos del clima, las emisiones de gases deberían estar cayendo ya y reducirse a casi la mitad para 2030: es decir, ser un 43% menores en 2030 respecto a los niveles de 2019 y un 84% menos en 2050, según el IPCC.

No está ocurriendo y por eso el secretario general de la ONU ha pedido acelerar los planes para evitar la bomba climática: los líderes de los países desarrollados deberían comprometerse a alcanzar el cero neto «lo más cerca posible de 2040».

Es una década antes de lo que planean la Unión Europea o Estados Unidos. Para las economías emergentes la fecha límite sería 2050. También son 10 años antes de lo que plantea China, o incluso 20 años de lo que tiene comprometido India.

Unos planes que implicarían dejar de usar carbón para 2030 y 2040, respectivamente, y garantizar una generación de electricidad libre de carbono en el mundo desarrollado para 2035, lo que significa que tampoco habría centrales eléctricas a gas.

Efectos actuales

Hoy el mundo se encamina a 2,8º para final de siglo, muy lejos de los umbrales de ‘seguridad climática’ de 1,5º y 2º, a partir de los cuales los efectos del calentamiento como las sequías, las lluvias torrenciales o el aumento del nivel del mar se multiplican.

Sin haber llegado aún a esos límites, el cambio climático ya ha causado «daños considerables y pérdidas cada vez más irreversibles» en los ecosistemas terrestres, de agua dulce, costeros, marítimos o de hielo, dicen los científicos.

Los ecosistemas y la biodiversidad se están viendo destruidos, en algunos casos con efectos irreversibles.

Cientos de especies endémicas han desaparecido, ha caído el rendimientos de los cultivos y aproximadamente entre 3.300 y 3.600 millones de personas viven en contextos altamente vulnerables al cambio climático.

Y, según continúe el aumento de temperaturas, la capacidad de la humanidad para frenar estos impactos se reducen.

Guía de supervivencia

Ha habido avances en la lucha contra el cambio climático, reconocen los autores. La humanidad ha mejorado la adaptación a los impactos del clima y las emisiones de efecto invernadero han crecido más despacio en la última década. Pero no es suficiente.

La diferencia entre lo que se está haciendo y lo que se necesita seguirá en aumento. Y algunos impactos son ya irreversibles o inevitables.

El informe destaca las medidas que harían posible limitar el aumento de temperaturas, aunque «las acciones a corto plazo implican grandes inversiones iniciales y cambios potencialmente radicales», reconoce el informe.

Aun así, limitar las emisiones de forma rápida, profunda y sostenida y la implementación acelerada de acciones de adaptación en esta década «reducirían las pérdidas y los daños proyectados para los seres humanos y los ecosistemas y generarían muchos beneficios colaterales», como mejorar la calidad del aire y la salud de las personas.

En cambio, retrasar las medidas solo eleva el riesgo de activos varados, de perdidas económicas y de daños.

Es una mera cuestión de voluntad política y financiera. «Hay suficiente capital global para cerrar las brechas de inversión global, pero existen barreras para redirigir el capital hacia la acción climática», apuntan los autores.

El informe aboga por aumentar la financiación de las inversiones climáticas. Y los gobiernos, a través de la financiación pública y políticas para los inversores, deben reducir estas barreras que bloqueen los flujos.

Los inversores, los bancos centrales y los reguladores financieros también pueden desempeñar su papel, aseguran. La tecnología y la cooperación internacional también facilitarían el cambio de modelo.

Los cambios en el sector alimentario, la electricidad, el transporte, la industria, los edificios y el uso del suelo pueden reducir las emisiones de gases de efecto invernadero.

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