Plantas nativas: diez consejos para incluirlas en el diseño de tu jardín

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Fuente de inspiración para muchos paisajistas, las plantas nativas brindan beneficios fundamentales para la preservación del medio ambiente y, para desarrollarse, requieren menos trabajo y recursos que otras especies. Su impronta silvestre y espontánea logra un paisaje sencillo que dialoga en armonía con el entorno.

La mayor parte de las especies autóctonas vive en las condiciones en las que se encuentra nuestro jardín o parque y se adaptan al clima local: soportan bien heladas, vientos y lluvias, por eso sólo requieren riego al plantarse o -algunas especies- durante veranos muy secos cuando son jóvenes. Tampoco exigen poda, fertilizantes o sustratos adicionales ya que la flora de cada localidad evoluciona con el suelo del sitio.

¿Más beneficios? Atraen mariposas, chinches, escarabajos y otros animales que resultan atractivos por sus colores y elementales en el funcionamiento de los espacios verdes para el control biológico de plagas, la polinización, dispersión y la “poda” natural. Fáciles de cultivar, la gran mayoría de las especies silvestres que existe en el país tiene usos medicinales, o comestibles, forrajeras, forestales, melíferas, tintóreas y textiles, entre otras utilidades.

Diez consejos para diseñar tu jardín con especies locales

  • Planificar el cultivo de las especies según las comunidades de la región de trabajo (bosques, selvas, pastizales), asociando las plantas que llaman la atención con las demás propias del elenco natural.
  • Proyectar el trazado y circulaciones evitando rectas y simetría que endurecen el espacio , y buscar formas espontáneas irregulares, curvas o asimétricas.
  • Generar variedad de ambientes que enriquecerán la calidad espacial y aportarán diversidad de micrositios para la fauna local; por ejemplo: bosquecillos, macizos de arbustos, grupos de herbáceas, sitios abiertos y soleados, presencia de agua al menos en un estanque, áreas de pastos.
  • Agrupar las plantas en algunos macizos puros , ya que tiene un efecto más poderoso para el valor escénico del jardín y además provee de atractivo para mariposas y otros insectos que perciben las superficies grandes con mayor facilidad.
  • Delimitar algunos sectores para contener cierta “desprolijidad”, definida como áreas sin corte de césped frecuente; ramas muertas o secas en el porte de las plantas; hojarasca en el suelo; plantas con copas o ramificaciones despeinadas, achaparradas, irregulares o asimétricas; donde los animales domésticos no tengan tanto espacio y así pueden aterrizar aves y otros animales que requieren de privacidad.
  • Sumar agua: un espejo, un arroyo o simplemente un estanque aportan otras condiciones para cultivar especies diferentes (acuáticas y palustres). Además atraen animales que no aparecen en sitios elevados como aves de ribera, mariposas y otros insectos, peces, ranas y sapos, entre otros.
  • Planificar un sector libre de corte y sumar plantas de praderas (gramíneas, bulbosas, hierbas con flores vistosas) , que aportan otros colores, alturas y texturas y, a su vez, generan hábitat para mariposas que se alimentan de estas plantas y aves, entre otros animales. Es un modo de reducir las horas de trabajo en el jardín (corte y mantenimiento del césped) y de minimizar el riego.
  • Algunas de estas plantas son muy sencillas de cultivar y muy atractivas, pero no están en los viveros comerciales. Por eso, se sugiere pensar en armar un vivero que puede resultar temporario (de campaña) y también quedar como un espacio más de trabajo o de difusión . En obras de gran escala, donde la arquitectura o ingeniería implican varios meses o años de tareas, el vivero de campaña puede ser una solución para propagar, aclimatar o rustificar especies para sumar al proyecto.
  • Comprender que el espacio verde, de la escala que fuera, forma parte de una red más amplia de corredores biológicos que vincula cada vestigio de naturaleza entre sí, de modo que ningún aporte individual resulta aislado.
  • Plantear que el jardín es un espacio dinámico para el disfrute y no sólo para trabajar, como para dejar que algunos sectores sean más afines a las formas espontáneas y silvestres que a la propia obra.

Cómo cultivar y propagar plantas nativas

En el caso de las gramíneas o herbáceas se pueden dividir matas o cortar porciones de rizomas o raíces tuberosas. Las trepadoras , en cambio, es frecuente que crezcan por gajos o acodos: porciones de tallos que arraigan a partir de nudos que envolvemos con sustrato en bolsitas o envases y los cortamos de la planta madre una vez que tienen raíces. Para los árboles y arbustos -y para la mayor parte de las especies-, si bien crecen desde gajos, es recomendable cultivarlos desde semillas, ya que de ese modo logramos tener variedad genética. En la propagación no hay intercambio de genes y la planta que se obtiene es igual a la planta madre.

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