A medida que crece el número de habitantes en ciudades de todo el mundo, la escasez de agua es cada vez mayor. ¿Qué métodos ayudan a aprovecharla mejor y a abastecer a la población?
Más de 4.000 millones de personas viven actualmente en ciudades, y se calcula que en 2050 esa cifra crecerá hasta los 6.500 millones. Con el impacto del cambio climático, muchas de estas regiones se están replanteando su gestión para ahorrar agua, un bien cada vez más escaso. ¿Qué soluciones podrían funcionar?
Ahorro desde los hogares
Además de la industria y el comercio, en los hogares privados se consume mucha agua. Se estima que allí las duchas consumen un 40 por ciento, seguido de los inodoros (30 por ciento) y las lavadoras (13 por ciento), mientras que solo un cuatro por ciento del consumo de agua se utiliza para cocinar y beber. En Alemania, el gasto de agua diario por persona es de unos 125 litros, y en Estados Unidos, de hasta 300 litros.
Una solución en este caso son las campañas de sensibilización, que pueden animar a la gente a ahorrar agua. También existen las duchas de bajo consumo y las lavadoras eficientes, que suelen consumir bastante menos de la mitad de agua que antes.
Ciudad del Cabo, por ejemplo, que lleva años luchando contra graves problemas de escasez de agua, se está centrando en la educación y la modernización de infraestructura, con reparaciones gratuitas de fontanería en hogares con bajos ingresos.
La ciudad canadiense de Vancouver también se está preparando para afrontar un estrés hídrico cada vez mayor. Para reducir el consumo, el agua del proveedor municipal cuesta un 25 por ciento más en el verano seco que en el invierno lluvioso.
Mantenimiento y modernización
Las fugas en las tuberías y una red de abastecimiento de agua anticuada son la razón de la pérdida de más de una cuarta parte del agua potable en Europa. Y en algunas ciudades del mundo, hasta el 60 por ciento del agua ni siquiera llega al grifo.
Tokio, una de las ciudades más densamente pobladas del mundo, tenía hasta hace unas décadas casi un 20 por ciento de pérdidas por fugas en las tuberías. Ahora, la cifra es inferior al tres por ciento.
Agua de lluvia y aguas residuales depuradas
En lugar de utilizar la preciada agua potable para todas las necesidades cotidianas, el agua de lluvia recogida o las aguas residuales depuradas -llamadas aguas grises-, pueden usarse también para las cisternas de los inodoros, las lavadoras o la industria.
En los nuevos barrios urbanos de Melbourne (Australia) y Aarhus (Dinamarca), el agua de lluvia se desvía de las calles y aceras, se filtra, y luego se emplea en los edificios circundantes. En muchas ciudades de Estados Unidos, India, Taiwán, España y Turquía, la utilización del agua de lluvia es ya obligatoria en edificios de nueva construcción.
Ciudades esponja
Mientras que en los períodos de escasez de agua, al mismo tiempo aumenta el número de episodios de lluvias torrenciales con inundaciones. Cuando llueve demasiado, el problema para las ciudades es otro: los sistemas de alcantarillado están sobrecargados y hay demasiadas superficies de suelo selladas, que no permiten que el agua de lluvia se filtre lo suficiente. Por ello, la ciudad china de Wuhan y la ciudad-estado de Singapur han sido pioneras en crear el concepto de las “ciudades esponja“.
Se trata de lugares donde se puede almacenar el exceso de agua de lluvia, desde cuencas subterráneas hasta tejados verdes en los que el agua de lluvia puede filtrarse. Las calzadas permeables también ayudan a que el agua se filtre y penetre hasta el subsuelo. La cantidad recogida puede reutilizarse y la vegetación urbana adicional contribuye a la refrigeración.
Ya hay más de 60 ciudades esponja sólo en China, y el concepto se está difundiendo en todo el mundo para la remodelación urbana. En Europa, la capital danesa, Copenhague, se está reformando de este modo.
Los parques de la ciudad de Madrid ahora también se riegan con aguas residuales tratadas. En Singapur, las aguas residuales tratadas incluso vuelven a ser agua potable mediante una nueva etapa de purificación.
Embalses naturales frente a la escasez de agua
Lo más importante es que las ciudades protejan y regeneren las fuentes naturales de agua de su entorno.
Bogotá, por ejemplo, recibe el 80% de su agua del paisaje montañoso que la rodea. Sin embargo, el uso excesivo de la tierra por parte de los agricultores está poniendo en peligro su suministro. El proveedor de agua de la capital colombiana quiere contrarrestar esta situación y regenerar estas fuentes de agua mediante la compra de terrenos y la sensibilización de la población acerca de su uso.
También puede ser útil eliminar las plantas especialmente sedientas de la cuenca. En Ciudad del Cabo, por ejemplo, muchos pinos y eucaliptos de una región fueron reemplazados por el arbusto nativo fynbus, que se contenta con menos frente a la escasez de agua.
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