El concepto de ecocidio no es nuevo, pero desde 2021 cuenta con una definición jurídica: «cualquier acto ilícito o arbitrario que es perpetrado a sabiendas de que existen grandes probabilidades de que cause daños al medio ambiente, que podrían ser graves, extensos y/o duraderos».
Según los expertos, las consecuencias de los ecocidios son enormes, afectando tanto a la naturaleza como a las personas. En el medio ambiente, ocasionan empobrecimiento de los suelos, pérdida de biodiversidad, destrucción de ecosistemas y agravamiento del cambio climático.
Origen y significado del ecocidio
Si analizamos la etimología de la palabra “ecocidio”, su significado es evidente. Deriva de la raíz griega “Eco”, que significa “la casa”, y del sufijo “cide” del latín “caedere”, que significa “matar”.
También se puede considerar una combinación de las palabras “ecosistema” y “genocidio”. Por tanto, el delito de ecocidio implica la destrucción masiva de parte o la totalidad de un ecosistema.
Las causas del ecocidio
Todos los desmanes ecológicos provienen de las actividades humanas. Para mantener un determinado nivel de vida, se destruye el medio ambiente a cambio de beneficios exclusivos de la humanidad. Las principales actividades que podrían calificarse como ecocidio son:
- Deforestación masiva
- Sobrepesca
- Derrames de productos químicos y petróleo
- Minería
- Extracción de petróleo
- Contaminación
- Armas químicas
- Pruebas nucleares y radioactividad
- Tráfico de especies protegidas
- Traslado o vertido ilegal de residuos
- Industrias en general
Ejemplos de ecocidio
Los ecocidios tienen una base económica, y tanto empresarios como políticos suelen estar detrás de estos daños. Según el informe de la ONG Carbon Disclosure Project (CDP) de 2017, 100 empresas, principalmente petroleras, fueron responsables del 71% de las emisiones de gases de efecto invernadero a nivel global entre 1988 y 2015.
Ejemplos destacados de ecocidio incluyen:
Explotación petrolera en la Amazonía
Entre 1964 y 1992, Chevron Texaco excavó pozos de petróleo, causando fugas y contaminando el agua, lo que envenenó a miles de indígenas y causó daños irreversibles al medio ambiente.
Vertidos de petróleo
Naufragios como los del Erika, el Amoco Cádiz, el Prestige y el DeepWater Horizon han causado derrames que contaminan las costas y afectan la fauna y flora, comprometiendo la cadena alimentaria y el ecosistema marino.
Deforestación
La tala de árboles en el Amazonas, Indonesia y Malasia para la industria papelera y otros usos ha llevado a la pérdida de biodiversidad y la capacidad de absorción de CO2, exacerbando el calentamiento global.
Mar de Aral
Este supo ser el mar interno más grande del mundo y está situado entre Kazajistán y Uzbekistán. El Mar de Aral ha desaparecido en tan solo 50 años debido a que en sus riberas se cultivaba algodón.
Entre la merma hídrica, que lo salinizó y los agroquímicos, la vida desapareció de este enorme lago, del que hoy solo pervive el 10% y prácticamente muerto. El Mar Menor en el sur de España correrá el mismo destino si no se toman medidas urgentes para detener su evidente deterioro.
Accidentes nucleares
Fukushima y Chernóbil son los dos accidentes nucleares más destacados de la historia. Las partículas tóxicas expulsadas en las explosiones se esparcieron por el mundo entero. Pero entre quienes vivían más cerca, los niveles de cáncer se dispararon, junto con las malformaciones y un grave daño a la naturaleza.
Las áreas alrededor de las centrales eléctricas aún son inhabitables, debido a su alto nivel de radiactividad, por lo que el evento constituye un ecocidio en todo regla.
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