En su informe sobre riesgos globales 2013, elaborado a base de encuestas a más de mil expertos de la industria, la administración pública, el mundo académico y la sociedad civil, advierte que las persistentes dificultades económicas, aunadas a los frecuentes fenómenos meteorológicos extremos, “constituyen una combinación cada vez más peligrosa” para la estabilidad económica, social, ambiental y tecnológica del mundo.
Los encuestados identificaron a las diferencias de renta, que calificaron como graves, y los desequilibrios fiscales crónicos, como los dos mayores riesgos para el mundo hasta el año 2023. En tanto, el riesgo que tendría mayor impacto en caso de materializarse sería un fallo sistémico importante del sistema financiero.
“La resiliencia global está siendo puesta a prueba por audaces políticas monetarias y de austeridad fiscal”, que si fracasan podrían generar problemas en otros campos, como el ambiental, indica.
Además, los encuestados calificaron el aumento de las emisiones de gases de efecto invernadero como el tercer mayor riesgo global en general, mientras que la falta de adaptación al cambio climático se considera el riesgo ambiental que puede tener los efectos más devastadores en el próximo decenio.
Hay que tener en cuenta que fue un año marcado por fenómenos climáticos extremos, como la devastación causada por huracanes y las catastróficas inundaciones en China.
Al respecto, John Drzik, director ejecutivo de Oliver Wyman Group, que integra Marsh & McLennan Companies, comentó que “dos tormentas -la ambiental y la económica- se encuentran ahora en curso de colisión”, y previó que “si no asignamos los recursos necesarios para mitigar el creciente riesgo de fenómenos meteorológicos extremos, la prosperidad a nivel mundial de las futuras generaciones podría verse amenazada”.
En tanto, David Cole, director de Riesgos del Grupo Swiss Re, afirma que “la lucha contra la crisis económica y el cambio climático ya no se considera una sola cosa”.
Los graves riesgos socioeconómicos, comenta el WEF, desbaratan los esfuerzos para enfrentar los retos del cambio climático. “En un momento de cambios estructurales en la economía y el medio ambiente, este riesgo se centra en nuevos enfoques para realizar las inversiones estratégicas para evitar las hipótesis más desfavorables para ambos sistemas”.