El tifón Saola impactó en Hong Kong la noche del viernes, causando múltiples destrozos en la ciudad, pero sin causar víctimas fatales.
El ciclón, que llegó a alcanzar vientos sostenidos de 210 km/h, obligó a las autoridades a emitir la máxima alerta por tifones, que solo se ha activado 16 veces desde la Segunda Guerra Mundial.
En las calles de Hong Kong, los periodistas de AFP vieron numerosos árboles caídos, andamios desparramados y ventanas rotas. Los medios locales dijeron que los vientos arrancaron paneles solares de los tejados de los edificios.
“Ayer (viernes) daba un poco de miedo”, dijo Angelie la mañana de este sábado mientras salía para ver a una amiga a pesar de la fuerte y persistente lluvia. “En nuestra urbanización, había muchos árboles caídos y algunas ventanas rotas“, explicó la mujer a la agencia AF.
Tommy Wang, comerciante, recuerda escuchar el silbido del violento viento mientras dormía en su pequeña tienda en el distrito comercial de Causeway Bay. “No dejé la tienda porque el transporte no funcionaba. No tenía otra opción”, aseguró.
A pesar de los daños, el paso de la tormenta no causó tantos estragos como el tifón Mangkhut en 2018, que dejó más de 300 personas heridas en esta ciudad y seis muertos en China continental.
¿Cómo se genera este fenómeno climático?
Un tifón es un fenómeno atmosférico que se caracteriza por sus fuertes y abundantes lluvias, así como por sus vientos de rachas muy elevadas que pueden llegar a superar en algunos casos los 200 kilómetros por hora de velocidad.
Los tifones solo se pueden formar en los océanos de aguas cálidas y su presencia se limita a las áreas tropicales del planeta.
El proceso a través del cual se forma un ciclón comienza con la evaporación rápida de una gran cantidad de agua del océano.
Esta agua caliente asciende a las capas más elevadas de la atmósfera debido a las altas temperaturas y, en consecuencia, se crea un espacio de bajas temperaturas en el océano.
Como las nubes que se están formando ascienden tan rápido, se crea un espacio en el que hay poco aire justo entre el océano y las nubes.
Este espacio con poco aire absorbe el aire circundante más frío, que entra a este espacio en forma de espiral.
A su vez, este nuevo aire se calienta al entrar en la nueva zona, haciendo que se eleve y obligando de nuevo a que se tome aire más frío de los extremos de la formación nubosa, favoreciendo aún más el proceso.