A la zona crepuscular oceánica no llega la luz del Sol. Está tan por debajo de la superficie en los mares, que la vida transcurre completamente a oscuras. Por ello, un ecosistema que parece traído de otro mundo se desarrolla mayormente en silencio.
Animales con luces integradas. Peces ciegos con fauces que parecen desproporcionales a su tamaño. Especies minúsculas que integran un ecosistema microscópico. Todos ellos integran este reino de sombras.
Aunque parezca completamente ajena a la vida sobre la superficie, la zona crepuscular oceánica es fundamental para regular la temperatura del planeta, explica Woods Hole Oceanographic Institution. A pesar de encontrarse a tantos metros por debajo de las olas, actualmente está en riesgo a causa de la crisis climática global. Éstas podrían ser las consecuencias.
¿Dónde está la zona crepuscular oceánica?
La zona crepuscular oceánica se encuentra de 200 a 1,000 metros por debajo de la superficie. Por esta razón, la luz no llega a penetrar esta región del mar. Conocida también como zona mesopelágica, ha desarrollado su propia bioquímica y ecosistemas, como si se tratara de una biosfera completamente diferente a la que se encuentra bajo la influencia del Sol.
En las profundidades del mar, se almacenan entre 2 y 6 mil millones de toneladas de carbon al año. Comparativamente, asegura Woods Hole Oceanographic Institution, esta cantidad es «6 veces la magnitud de emisiones que producen los coches en todo el mundo». Por ello, según los registros de la institución, la zona crepuscular oceánica se entiende como una cápsula de gases de efecto invernadero.
Además, esta región en los océanos contiene 10 veces más animales marinos que los que proliferan en la superficie. Por ello, también se puede entender como un banco de alimentos para otras especies que habitan los mares. A pesar de que contiene esta riqueza, y es uno de los ejes primordiales en la regulación de la temperatura global, se conoce muy poco sobre la zona crepuscular oceánica.
¿Qué organismos viven ahí?
La zona crepuscular oceánica es mayormente un misterio para la ciencia contemporánea. Dada la profundidad a la que se encuentra, es difícil de estudiar porque alcanzarla puede ser muy costoso —y peligroso— para los investigadores. Y lo que es más: muchas de las especies son demasiado frágiles para aguantar otras condiciones ambientales.
Aún así, la vida florece entre las sombras del planeta, de acuerdo con el estudio publicado en Nature:
Además, «la zona crepuscular también está al tanto de la migración más grande de la Tierra«. Los científicos aseguran que una amplia variedad de «peces y zooplancton se mueven cientos de metros hacia la superficie cada noche para alimentarse«. Antes de que el Sol aparezca de nuevo, todos ellos se retiran a las sombras nuevamente. , antes de retirarse al amanecer.
Antes de que sea demasiado tarde
El alza en las temperaturas globales representa una amenaza para la zona crepuscular oceánica. Con la creciente celeridad con la que los océanos se calientan, las especies que habitan este espacio desprovisto de luz también podrían verse gravemente afectadas. Y con ellas, uno de los receptores principales de carbono en el planeta podría venirse abajo también.
A pesar de que los efectos de la crisis climática global ya aquejan a quienes vivimos en la superficie “la zona crepuscular es casi prístina”. Y lo que es más: está completamente irregulada, por lo que no existe una legislación que la proteja. Por ello, enfatizan los científicos, «esto hace que sea de interés y responsabilidad común, y hace necesario un acuerdo global para gestionarlo».
Sobre la posibilidad de que los gobiernos del mundo empiecen a explotar los recursos disponibles ahí, los científicos no tienen preocupaciones. La zona crepuscular oceánica es todavía inaccesible con la tecnología que existe en la actualidad. Aunque parezca increíble, es más fácil mandar a multimillonarios como Jeff Bezos al espacio que investigar esta región de los mares.
Antes que sea demasiado tarde, los científicos están interesados en aprender más sobre la zona crepuscular oceánica. Tal vez, entre las sombras más profundas del planeta, encontremos las respuestas que necesitamos para mantener las temperaturas del planeta a raya —si la crisis climática global lo permite.