Las autoridades de la República de Carelia (noroeste de Rusia) han presentado una demanda contra una granja de truchas, después que residentes locales vieran formarse un río de sangre debido a la contaminación causada por el desagüe de los restos del pescado en sus aguas, informan medios locales.
Sangre, grasa y entrañas de pescado entran en el bosque y en el pantano, y —con el derretimiento de la nieve— en el río, de donde los lugareños recogen agua potable, denuncian los vecinos de la aldea de Popov Porog, en el distrito de Seguezha.
La inspección de los especialistas puso al descubierto violaciones de la legislación forestal y ambiental por parte de la granja. En conformidad con las normas vigentes, los desechos líquidos deben limpiarse con plantas locales de tratamiento. Sin embargo, la compañía ignoró este requisito legal e instaló una tubería a través de la cual los desechos de producción del procesamiento de pescado llegan directamente al bosque.
En los videos se puede preciar el lugar exacto donde la empresa vierte los restos del pescado al río. Asimismo, los residentes muestran las zonas afectadas por la contaminación.
“El desprecio por la ecología continúa, no importa cómo intenten convencerme de lo contrario”, escribió diputado ruso Andréi Rogalevich. “El paisaje, los flujos y los ríos se han convertido en un lugar de rodaje para escenas en Marte”, lamentó.
El político valoró los daños en millones de rublos, y el Ministerio ruso de Recursos Naturales señaló que los árboles en los alrededores fueron dañados en la medida en que su crecimiento se vio afectado. El Ministerio también destacó que no era la primera vez que esta granja de truchas viola las normas, pues ya en 2016 fue multada con 150.000 rublos (2.025 dólares).