De qué manera las pajitas se convirtieron en un ícono mundial de la contaminación por plásticos

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Las pajitas se han convertido en un ícono mundial de la contaminación por plásticos, apareciendo frecuentemente en las playas junto a botellas, bolsas y vasos que los voluntarios recogen incansablemente.

Los ecologistas han destacado una estadística asombrosa: solo en Estados Unidos se utilizan 500 millones de pajitas al día. Esta cifra, proporcionada por Be Straw Free, subraya la magnitud de los residuos de consumo.

Las pajitas representan la comodidad de un solo uso, ya que se utilizan solo unos minutos antes de desecharlas. A diferencia de las botellas de plástico, que pueden reciclarse, las pajitas son demasiado pequeñas y ligeras para ser procesadas eficazmente.

Pueden colarse fácilmente en los sistemas de reciclaje y acabar en los océanos, donde pueden ser fatales para la vida marina. Según WWF, una pajita de plástico puede tardar hasta 200 años en descomponerse, lo que prolonga su impacto ambiental mucho más allá de su uso.

Cambio de comportamiento y alternativas sostenibles a las pajitas de plástico

A diferencia de otros residuos plásticos más complejos, como las artes de pesca industriales, deshacerse de las pajitas es un cambio de comportamiento fácil para los consumidores, requiriendo un mínimo sacrificio personal.

Con un objetivo tan claro y alcanzable, el movimiento contra las pajitas de plástico ganó impulso rápidamente en todo el mundo. Esto ha llevado a la creación de un mercado de pajitas sostenibles, como las reutilizables de bambú y metal.

ícono mundial de la contaminación
Las pajitas de plásticos se convirtieron en un ícono mundial de la contaminación

La lucha contra los plásticos de un solo uso ha sido adoptada globalmente, con países reconociendo el daño a los ecosistemas. Naciones como el Reino Unido, miembros de la Unión Europea, Tailandia, Kenia y China han introducido legislación para restringir o prohibir los plásticos de un solo uso.

En julio de 2021, todos los Estados miembros de la UE prohibieron platos, cubiertos, pajitas, palos de globos y bastoncillos de algodón de plástico de un solo uso. Este esfuerzo global refleja la urgencia de reducir los residuos plásticos.

Las empresas también han respondido. Starbucks, McDonald’s y otras multinacionales empezaron a eliminar las pajitas de plástico, sustituyéndolas por opciones de papel y rediseñando sus tapas.

La lucha contra este ícono mundial de la contaminación

El éxito de las prohibiciones de las pajitas de plástico depende de cómo se mida su impacto. Representan solo el 0,025% de los residuos plásticos de los océanos, por lo que su eliminación no resolverá la crisis por sí sola.

Sin embargo, centrarse en un producto tan visible y fácil de sustituir ha ayudado a normalizar las alternativas sin plástico. Algunos críticos han tachado el movimiento antipajitas de performativo, pero su influencia en la legislación es innegable.

El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, firmó una orden ejecutiva para revertir el impulso federal de eliminar las pajitas de plástico, alegando que las pajitas de papel “no funcionan”. Esto representa un paso atrás en las iniciativas globales de sostenibilidad.

Un informe de Pacific Environment muestra que es necesaria una reducción del 75% en el uso de plástico para 2050 a fin de controlar la temperatura en 1,5°C.

La lucha contra los residuos plásticos continúa. La producción mundial sigue aumentando y muchos países carecen de infraestructura para gestionar los residuos eficazmente. Sin un cambio sistémico a nivel industrial, la contaminación por plásticos seguirá siendo una crisis durante décadas.

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