¿Los sorbetes de papel son realmente una opción ecológica?

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En el mundo se han estado cambiando las pajitas o sorbetes de plástico por las de papel, con el argumento de que son más respetuosas con el medio ambiente. Sin embargo, una nueva investigación sugiere que, después de todo, esta tendencia bien intencionada podría no ser la mejor alternativa.

El estudio, que acaba de publicarse en la revista Food Additives and Contaminants, encontró que la gran mayoría de los sorbetes de papel analizadas contenían sustancias químicas sintéticas, conocidas como sustancias poli y perfluoroalquilas o PFAS.

Las sustancias perfluoroalquiladas y polifluoroalquiladas (PFAS) son una gran familia de más de 12.000 productos químicos perfluorados resistentes fabricados por el hombre. Sus propiedades únicas repelentes al agua y resistentes al fuego, así como su estabilidad térmica y química, garantizan que estos compuestos orgánicos se produzcan y utilicen a gran escala industrial para diversas aplicaciones.

Sin embargo, la mayoría de los PFAS apenas se descomponen y son acumulativos y potencialmente tóxicos para los seres humanos, los animales y el medio ambiente.

“Los sorbetes hechos de materiales vegetales, como papel y bambú, a menudo se anuncian como más sostenibles y ecológicas que las hechas de plástico -explicó Thimo Groffen, autor del estudio y científico ambiental de la Universidad de Amberes-. Sin embargo, la presencia de PFAS en estas pajitas significa que eso no es necesariamente cierto”.

Los especialistas del estudio examinaron 39 marcas de sorbetes en Bélgica de supermercados, jugueterías, cadenas de comida rápida, farmacias y tiendas de comercio electrónico. Los sorbetes estaban hechas de papel, bambú, vidrio, acero inoxidable o plástico, y los investigadores probaron cada marca para detectar concentraciones de PFAS.

El sesenta y nueve por ciento de ellas contenían PFAS, y las pajitas de papel tenían más probabilidades de contener estos químicos. Los investigadores encontraron que el 90% de los sorbetes de papel tenían PFAS, en comparación con el 80% de las pajitas de bambú, el 75% de las pajitas de plástico y el 40% de las pajitas de vidrio. Además, una marca de sorbetes de papel fue la marca con la mayor concentración de PFAS.

El ácido perfluorooctanoico (PFOA) fue el PFAS más común encontrado en las pajitas. Aunque ya no se fabrica en EE. UU., sí se produce en otros países y podría estar presente en productos comprados por consumidores estadounidenses, según la Sociedad Estadounidense del Cáncer.

Los riesgos

Los PFAS se introdujeron por primera vez en la década de 1940 para ayudar a los productos a resistir el aceite, el agua y la grasa. Los llamados comúnmente como”químicos eternos” se encuentran en innumerables productos, desde utensilios de cocina hasta alfombras y telas, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) de EE. UU.

Si bien las PFAS pueden ingresar a los alimentos a través de plantas, animales y centros de procesamiento contaminados, “también es posible que cantidades muy pequeñas de PFAS ingresen a los alimentos a través del empaque, procesamiento y utensilios de cocina de los alimentos”, según la Administración de Alimentos y Medicamentos de EE. UU.

Aún limitadas cantidades de PFAS no suponen ningún riesgo. Sin embargo, una acumulación de sustancias químicas en el cuerpo puede causar efectos peligrosos para la salud debido a cambios en las enzimas hepáticas, aumento de la presión arterial y ciertos cánceres, según los CDC (aunque los efectos a largo plazo en humanos aún no se comprenden completamente porque solo se han realizado estudios con mayores concentraciones de PFAS en animales).

Los estudios en ellos sugieren que cantidades más significativas de PFAS en el cuerpo pueden afectar el crecimiento y el desarrollo, así como dañar el hígado y el sistema inmunológico, según información provista por los CDC.

Debido a esta preocupación, la FDA ha estado analizando alimentos en busca de PFAS desde 2019 para estimar el nivel de exposición de la población. “Si la agencia determina que el nivel de PFAS crea un problema de salud sobre un alimento en particular, tomamos medidas, que pueden incluir trabajar con el fabricante para resolver el problema y evitar que el producto entre o permanezca en los EE. UU. mercado”, se lee en el sitio web de la FDA.

Los investigadores notaron que la cantidad de PFAS detectada en las pajitas era en general baja y plantearon la hipótesis de que el suelo contaminado durante la fabricación de pajitas de origen vegetal (bambú y papel) podría haber llevado a la detección de PFAS o en el proceso de fabricación. Tampoco se sabía si los químicos se estaban filtrando en los propios líquidos. No obstante, surge la pregunta de si utilizar o no pajitas de papel en nombre de la sostenibilidad.

“La presencia de PFAS que hemos detectado muestra que no son necesariamente biodegradables -dijo Groffen-. No detectamos ningún PFAS en las pajitas de acero inoxidable, por lo que recomendaría a los consumidores que utilicen este tipo de sorbetes, o simplemente que eviten usarlos”.

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