Con sus ocho circuitos turísticos, Misiones es un paraíso subtropical para el invierno

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Con sus múltiples itinerarios, tesoros naturales y apasionantes espacios culturales, se presenta como una provincia para recorrer de punta a punta y disfrutar al máximo sus alternativas.

 
Misiones es reconocida principalmente por su Región de Las Aguas Grandes, cuyo principal atractivo son las Cataratas del Iguazú y el Parque Nacional que las contiene, en el extremo noroeste de la provincia, donde los turistas encuentran recorridos selváticos, avistajes de de flora y fauna y aventuradas actividades de riesgo.
 
Las cataratas se forman a 23 kilómetros de la desembocadura del Iguazú en el Paraná, con alturas de entre 50 y 80 metros y son compartidas con  Brasil, con la línea fronteriza que pasa por la Garganta del Diablo, el mayor de los 275 saltos que caen estrepitosamente en infinidad de cascadas.
 
El turista sabrá si verlas desde las pasarelas que permiten el descubrimiento de cada rincón de este paraíso o si internarse en bajo los saltos a bordo de embarcaciones que remontan el Iguazú desde el puerto local.
 
Este invierno, a raíz de las inundaciones de junio pasado, el acceso a la Garganta del Diablo y a sus pasarelas está cerrado al público.
 
En el otro extremo provincial, el área que abarcan Posadas y la Región de Las Misiones Jesuíticas, brinda una alternativa turística más tranquila, caracterizada por la historia misionera.
 
Posadas, a 1.060 kilómetros de Capital Federal, ofrece paisajes urbanos como la Costanera del río Paraná, la Plaza 9 de Julio y el Parque Paraguayo, donde pueden realizarse diversas actividades recreativas y deportivas y disfrutar de todos los servicios y comodidades en materia de hotelería y campings de la ciudad.
 
En el acceso a las Ruinas de San Ignacio Miní, a 59 kilómetros de Posadas y a 230 de Cataratas, el Centro de Interpretación y Recreación Jesuítico-Guaraní presenta nueve salas que reconstruyen su pasado.
 
Allí se informa al visitante desde la llegada de los primeros españoles, con una maqueta de lo que fueron las reducciones, y por las noches se ofrece un emocionante espectáculo de luz y sonido que revive lo sucedido entre los Siglos XVII y XVIII.
 
En un estado más natural, completan este itinerario cultural y religioso las Ruinas de Nuestra Señora de la Candelaria, a unos 25 kilómetros de Posadas; las de Santa Ana, a 40; las de la Misión de Nuestra Señora de Loreto, a 50, y las de Santa María la Mayor, que aparecen pasando Itacaruaré, a unos 120 kilómetros.
 
En el centro de Misiones, la Región de los Saltos y Cascadas y la Región de Las Flores, dibujan paisajes de bellezas inimaginables.
 
El Gran Salto del Moconá de la primera de ellas es un cañón de 3 kilómetros de largo con caídas de agua paralelas a su cauce, en las que el río ‘cae sobre sí mismo’, en un espectáculo que luce mejor en época de bajo caudal, cuando es mayor la altura de esa fractura.
 
Ocurre que, aguas arriba, el río Uruguay se abre en dos brazos, y mientras uno acompaña el declive, el otro corre sobre una base rocosa que lo mantiene sobre el primero, cada vez a mayor altura, hasta que se juntan nuevamente formando la inmensa cascada de 5 a 12 metros de altura y de 3 kilómetros de largo.

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