En los últimos años, diversas iniciativas en todo el mundo han impulsado el concepto de “Geoturismo” o turismo geológico, entendiendo por tal un turismo que sustenta y mejora la identidad de un territorio, considerando su geología, medio ambiente, cultura, valores estéticos, patrimonio y bienestar de sus residentes. Según la “Declaración de Arouca”1, de la Red Mundial de Geoparques de la UNESCO, el turismo geológico es una herramienta fundamental para la conservación, la divulgación y la valorización del pasado de la Tierra y de la vida, para analizar el presente con otra perspectiva y proyectar los posibles escenarios futuros comunes para la Tierra y la Humanidad.
La llamada “Ruta de los Seismiles”, en la provincia de Catamarca, se enmarca en estas definiciones: en la región que recorre esta ruta, camino a la frontera con Chile y atravesando el majestuoso paisaje de los Andes, se destaca un importante patrimonio geológico integrado por volcanes que se elevan sobre los 6.000 m, rodeados de salares y lagunas de altura.
El recorrido comienza en Fiambalá, una tranquila localidad que conserva construcciones coloniales del siglo XVIII, en la que se encuentra el Museo de Alta Montaña Los Seismiles2, donde se puede conocer acerca de la historia del montañismo en la región, desde las primeras exploraciones hasta la actualidad. Partiendo desde los 1.500 m sobre el nivel del mar a los que se encuentra Fiambalá, el ascenso comienza por la Ruta Nacional 60 que lleva al paso internacional de San Francisco. Esta ruta se encuentra asfaltada, permitiendo acceder con más facilidad a esta agreste región de la Cordillera de los Andes. El primer tramo de la ruta sigue el recorrido del río Chaschuil, atravesando la Precordillera catamarqueña, dominada por un bello paisaje de cerros multicolores. Desde el punto de vista geológico, las rocas de la Precordillera guardan el registro de la historia de la región desde el Paleozoico, incluyendo antiguos sedimentos marinos y eventos volcánicos del período Ordovícico (de alrededor de 470 millones de años de antiguedad), sedimentos depositados por ríos, lagos y barreales durante el Pérmico (alrededor de 280 millones de años), y una espesa sucesión sedimentaria depositada en los últimos ~20 millones de años contemporánea con la elevación de los Andes.
Una vez alcanzado el Valle de Chaschuil, a 3.000 m de altura, hacen su aparición los seismiles. Estamos ya en el ambiente de estepa altoandina, como lo muestra la vegetación achaparrada. Es frecuente encontrar tropillas de guanacos recorriendo la región. Las altas cumbres nevadas de los volcanes dominan el paisaje. Desde el paraje La Coipa, un camino de ripio para vehículos todo terreno lleva a la remota zona de Laguna Verde y el Volcán Pissis de 6795 m. Continuando por la Ruta 60 en dirección norte, podemos observar cerros como el Volcán Nacimientos (6.460 m); el Tipas (6.658 m), también conocido como Volcán Walther Penck en honor a uno de los primeros geólogos que relevó esta zona de los Andes; el Ojos del Salado (6.879 m), considerado el volcán activo más alto del mundo; el Incahuasi (6.638 m) en cuya cumbre se han encontrado restos incaicos, y ya llegando al paso internacional, el Volcán San Francisco (6.018 m), uno de los seismiles más accesibles para intentar su ascenso por la cercanía a la ruta. En este tramo, desde la Ruta 60 se desprenden varias huellas para vehículos 4×4 que permiten acceder al pie de volcanes como el Ojos del Salado y el Incahuasi.
Para conocer más acerca de la geología de esta región, consultamos a Pablo Grosse, geólogo de la Fundación Miguel Lillo (Tucumán) y del CONICET, quien nos cuenta que en la región del Paso San Francisco se reconocen más de treinta volcanes, algunos tan antiguos como 8 millones de años, y otros activos hasta la actualidad. Puede reconocerse en la zona una interesante variedad en las morfologías volcánicas que es resultado de distintos tipos de erupciones, desde más tranquilas a más explosivas, y que da lugar a volcanes compuestos, es decir integrados por un conjunto de formas distintas. Se observan tanto coladas de lava como domos, domos en forma de torta, conos de distintos tamaños, entre otros. El sector del Paso San Francisco es el de mayor producción volcánica del noroeste argentino, tanto en volumen como en número de volcanes. Los trabajos de Grosse y sus colaboradores cuantificaron el volumen de material volcánico de cada edificio, mostrando una variación entre centros eruptivos más pequeños, como el Volcán San Francisco de 6.031 m de altura y 23 km³, y grandes macizos volcánicos como El Cóndor (6.373 m), el Falso Azufre (5.906 m) y la Sierra Nevada (6.173 m) que tienen alrededor de 100 km³ cada uno. El volcanismo en la zona tuvo un aumento considerable desde el Plioceno (últimos 3 millones de años), y sigue activo hoy en día. Estudios detallados de las historias eruptivas de los volcanes Incahuasi, Falso Azufre, El Cóndor y Peinado permitieron reconocer que estos cuatro centros se hallan en etapas diferentes de su evolución. Incahuasi tuvo su etapa principal de actividad con anterioridad a los 700.000 años, con algunas reactivaciones menores más jóvenes. El Falso Azufre tuvo su etapa de mayor actividad entre 900.000 y 500.000 años atrás, si bien pudieron reconocerse coladas de lava más jóvenes que sugieren que el volcán continúa activo, pero con una tasa de actividad decreciente. Los volcanes El Cóndor y Peinado, por otro lado, presentan la actividad más reciente y las tasas de crecimiento más altas, indicando que sus etapas de construcción continúan activas.
Debido a la gran altura de los volcanes, en sus cumbres se encuentran los escasos glaciares que pueden desarrollarse en esta región de clima desértico. Se destaca por su tamaño el campo de hielo desarrollado en el Volcán Pissis, el mayor de los Andes del Noroeste argentino.
Sebastián García, geólogo y Director del Observatorio Argentino de Vigilancia Volcánica (OAAV) del Servicio Geológico Minero Argentino (SEGEMAR)4, señala que a nivel internacional, el criterio para considerar que un volcán se encuentra activo es que haya tenido al menos una erupción en el período Holoceno, correspondiente a los últimos 10 mil años. Para los volcanes de la Ruta de los Seismiles, no es fácil aplicar este criterio, ya que el conocimiento geológico sobre la historia eruptiva de estos volcanes es bajo, debido a su ubicación remota y la gran altitud a la que se encuentran. Con la información disponible a la actualidad, se considera que ocho de los volcanes ubicados cerca del paso de San Francisco son potencialmente activos: el Complejo Volcánico Nevado Ojos del Salado (6.879 m), el Complejo Volcánico Tipas (6.658 m), el Complejo Volcánico Nevado de Incahuasi (6.638 m), el volcán Peinado (5.741 m), el volcán Cerro El Cóndor (6.373 m), el Complejo Volcánico Sierra Nevada (6.173 m), el Complejo Volcánico Falso Azufre (5.906 m) y el volcán El Solo (6.205 m).
Excepto el primero de estos volcanes, los demás son considerados de bajo riesgo en el Ranking de Riesgo Volcánico Relativo para la República Argentina del SEGEMAR, principalmente por no existir poblaciones cercanas a ellos que puedan ser afectadas en caso de erupciones. Sin embargo, el bajo conocimiento geológico sobre estos volcanes hace que no se cuenta con caracterizaciones precisas de su potencial eruptivo. Es por ello, que una vez que sean estudiados en mayor detalle, su posición en el ranking puede variar.
Entre los volcanes de la zona del paso de San Francisco, se destaca el Complejo Volcánico Ojos del Salado, el cual es considerado el volcán activo más alto del mundo, y es el único de riesgo moderado ocupando el puesto 14 en el Ranking de Riesgo Volcánico Relativo para la República Argentina. El Ojos del Salado es un complejo alargado en dirección noreste-sudoeste que contiene numerosos cráteres, conos piroclásticos y domos de lava y ha sido la fuente de flujos de lava holocenos. De todos los volcanes de la zona, es el único que presenta registro de una importante gran erupción explosiva hace unos 1000-1500 años, la cual produjo depósitos piroclásticos: grandes flujos de material volcánico caliente que caen a gran velocidad por las laderas del volcán y se depositan a sus pies. La actividad eruptiva más reciente parece haberse originado a lo largo de la cima del complejo, incluyendo la formación de un flujo de lava espesa y viscosa y al menos una docena de pequeños conos, domos de lava y cráteres de explosión. No se han registrado erupciones históricas confirmadas, pero el volcán muestra una actividad fumarólica persistente, y existe un informe no confirmado de emisiones menores de gas y cenizas en el año 1993. García nos comenta que el OAVV espera poder avanzar más en el conocimiento de la historia eruptiva de estos volcanes en los próximos años, incluyendo la instalación de una red de monitoreo sobre el Complejo Volcánico Nevado Ojos del Salado.
La Ruta de los Seismiles atraviesa una remota región, incomparable para los amantes de la montaña y de la naturaleza agreste de los Andes. Permite recorrer una de las regiones volcánicas más altas del mundo. A esto se suma su cercanía a otros circuitos turísticos de Catamarca como la Ruta del Adobe, que corresponde al tramo de la Ruta Nacional 60 entre Tinogasta y Fiambalá, y recorre pequeños poblados con antiguas construciones de adobe, y también contiene atractivos para el geoturismo, como las grandes dunas de Tatón y las Termas de Fiambalá.
Por José Mescua (IANIGLA-CONICET, FCEN-UNCUYO) y Rodrigo Quiroga (IANIGLA-CONICET)
Notas:
1. http://aroucageopark.pt/es/documentacion/
2. http://museolosseismiles.blogspot.com/
3. http://www.glaciaresargentinos.gob.ar/wp-content/uploads/legales/atlas_glaciares_argentina.pdf
4. https://oavv.segemar.gob.ar/
Más información:
https://www.turismo.catamarca.gob.ar/los-seismiles/