El rafting es una de las tantas actividades que se pueden realizar al aire libre en Junín de los Andes. Cabalgar el río más famoso de la región, a bordo de modernos gómones, sigue sumando fanáticos de todas partes del mundo.
La aventura y la adrenalina de cabalgar los rápidos del río Chimehuín en Junín de los Andes, transforman inevitablemente a todos los que practican esta fascinante actividad.
Casi sin darse cuenta, los visitantes dejan de ser espectadores de lujo, para convertirse en protagonistas de una hazaña que se vive en cálida armonía con la naturaleza.
Acompañados por guías expertos y equipados con traje de neoprene, casco y chaleco salvavidas, no se necesita experiencia previa ni condición física en especial para disfrutar de la acción y diversión.
A sólo 5 kilómetros del casco urbano, se encuentra la salida de la ruta a los lagos Huechulafquen y Paimún. A partir de allí por 20 km. de ripio, el Río Chimehuin lo acompaña en la margen derecha sobre la estepa patagónica hasta llegar a la boca del río.
Un verdadero paraíso para los pescadores reconocido a nivel mundial como uno de los mejores lugares para la pesca deportiva. El lago Huechulafquen asoma como un verdadero mar y en el fondo se recorta la inconfundible imagen del Volcán Lanin, con sus glaciares y toda la imponencia de sus 3.776 m de altura.
Aquí comienza el Rafting, con un recorrido de más de 10 Km., disfrutando la estepa patagónica en todo su esplendor, sorteando rápidos de distintos grados de dificultad y apreciando en los remansos el Volcán Lanin.
El circuito permite a quienes participan de esta actividad observar imponentes paredes de roca, un paisaje de cipreses, así como también una extensa galería de sauces mimbres y playas de arena.
Entre risas y esfuerzos, los visitantes podrán disfrutar de 2 horas de máxima adrenalina, navegando el Río Chimehuín y sentir el vértigo de la aventura en un entorno de naturaleza y belleza.
El paseo incluye vianda, si se parte durante la mañana o de una merienda si se sale a primera hora de la tarde.
Después de una emocionante y divertida bajada, nada mejor que un reconfortante mate con tortas fritas que suelen ser disfrutados a orillas del cauce que mágicamente generó la aventura.
Indudablemente, para Gabriel “Picuru” Quiroga, el rafting es parte de su vida, cada travesía la vive a pleno. “Cada bajada del río es distinta. La gente nos transmite toda su alegría y entusiasmo, por lo que puedo decir, que soy un verdadero afortunado en hacer este trabajo”, confía Gabriel.
Lentamente, la tarde, se pierde entre las montañas que señalan la antesala de la majestuosa Cordillera de los Andes. El transfer regresa, casi en silencio, un dulce cansancio se apoderó de los valientes jinetes que acaban de cabalgar con alegría, el mágico río que el mundo conoce como Chimehuín.
Télam