Deseoso de abrirse paso en el ecoturismo, el sultanato de Omán decidió abrir al público un santuario reservado a una de las criaturas más conocidas del desierto: el órice blanco de Arabia.
Este animal de la familia de los antílopes, famoso por sus cuernos, desapareció durante un tiempo en estado salvaje y hasta estuvo amenazado de extinción.
Por eso durante décadas fue objeto de un programa de reproducción en una reserva cerrada y prohibida al público en Omán.
Pero en noviembre las autoridades de este país del Golfo abrieron por primera vez el santuario, en un intento por estimular el turismo y compensar la baja de ingresos petroleros.
Los visitantes pueden aventurarse en las llanuras arenosas de la reserva de Haima, en el centro de Omán, para admirar las manadas de órices y otras especies locales.