El turismo slow es una alternativa muy interesante para tus próximas vacaciones. Nos pasamos todo el año trabajando y pensando qué es lo que haremos en vacaciones. Y cuando llega el momento acabamos en un sitio atestado de gente.
Donde los atascos y bocinazos son iguales a los de nuestra rutina diaria, solo que ahora hace calor. Es hora de optar por un turismo diferente. Para que al volver nos sintamos relajados, descansados y en paz con todo y con todos, especialmente con nosotros mismos.
Breve historia de las vacaciones
El concepto de vacaciones ha cambiado muchísimo en el último siglo. Antaño tomar un avión o irse de crucero era algo que estaba al alcance de muy pocos bolsillos, por lo que las vacaciones solían ser una escapada en bus, en tren o con suerte, en el coche familiar, rumbo al pueblo donde vivían los abuelos o a la playa o la montaña, por unos pocos días.
Con el advenimiento de Internet, las opciones “low cost”, el alojamiento compartido y las mil formas de pago, el tema de las vacaciones se desmadró. La gente acude en masa a los lugares de moda, donde hay exceso de turistas, estrés, sobreexplotación turística y un intento por hacer mil cosas en 20 días, por lo que se vuelven más cansados y estresados de lo que se fueron.
La alternativa del turismo slow
El turismo slow es un enfoque diferente que tiene por objetivo que, quien sale de vacaciones, las disfrute plenamente y en todos los sentidos. La idea es conectar con el sitio al que acudimos, comprender su cultura, sus tradiciones y su historia, conocer a los pobladores y sus vivencias y disfrutar de su gastronomía y sus opciones de esparcimiento.
Pero todo ello a un ritmo lento y sosegado, sin apuros ni prisas por verlo, probarlo o hacerlo todo en un día, ya que el turismo slow promueve viajes realistas, basados en la sostenibilidad, en los que lo que se prime la calidad y el valor que aporta al viajero la experiencia de sus vacaciones, en vez de la cantidad de sitios que se visitaron, por más fotos que se tenga para probarlo.
El turismo slow debe aportar experiencias gratificantes y significativas, capaces de hacer revivir a quien las narra, aquellos momentos de intensa satisfacción y conexión con el lugar visitado. En este tipo de viajes, que deben ser respetuosos con la naturaleza y el entorno, lo que interesa es la impronta que deja cada vivencia en los que participaron en ella.
Si quieres disfrutar de unas vacaciones que no se limiten a correr de un sitio al otro, meterse en atascos idénticos a los de cada día o hacer lo que la moda indica, descubre el mundo del turismo slow y sumérgete en una experiencia diferente, enriquecedora, resiliente y en completa sincronía con la naturaleza.
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