El reporte forma parte de un plan del gobierno estadounidense para recuperar a los osos polares. Una vez más se comprueba que los gases de efecto invernadero, señalados como los causantes del calentamiento global, son responsables de modificar el hábitat de estos gigantes.
Cada verano se registra menos hielo ártico en Alaska. Esto modifica considerablemente los hábitos de alimentación de los osos polares. Por otro lado, el estudio señala que no podrían adaptarse a una alimentación terrestre.
Pero esta no es la única amenaza para estos osos. La contaminación por plásticos y pesticidas está pasando factura, dañando los sistemas reproductivo y endocrino. Como resultado se está afectando su calidad de vida.