A medida que los incendios de Siberia continúan propagándose, una situación sin precedentes, se está formando una nube de humo y hollín más grande que la Unión Europea, informa ‘The Guardian’. La región, una parte fundamental en el sistema de enfriamiento del planeta, está arrojando dióxido de carbono a la atmósfera, empeorando así las condiciones climáticas.
Rusia lleva tiempo tratando de sofocar los incendios que azotan la región de Siberia, que han empeorado en las últimas semanas. Las expectativas son tan bajas que el Gobierno ruso teme que puedan estar activos hasta febrero, un récord de fuegos en la región.
La intensidad, además, ha continuado aumentando durante los primeros días de agosto. ‘No hemos visto esto antes’, dijo Mark Parrington, científico del Servicio de Monitoreo de la Atmósfera de Copérnico, a ‘The Guardian’. «La intensidad del fuego todavía está muy por encima del promedio», aseguró.
El científico afirmó que las regiones afectadas previamente registraron temperaturas inusualmente altas para el lugar, así como un bajo nivel de humedad del suelo, es decir, condiciones complicadas para la extinción de los fuegos.
El mes pasado, Vladimir Putin movilizó al ejército para combatir los incendios y cuatro regiones siberianas declararon el estado de emergencia. Pero los incendios continúan activos e intensos. El científico de observación de la Tierra Josef Aschbacher dijo que solo en Siberia se han destruido 4,3 millones de hectáreas de bosque de taiga.
La nube de humo se está extendiendo hacia el noreste y se cree que llegará hasta Alaska, donde los incendios de este año ya han quemado un área más grande que todos los incendios forestales que devastaron California el año pasado.