El mundo está asistiendo al comienzo del fin de los zoológicos, al menos como los hemos conocido hasta el momento. Cual piezas de dominó que caen una a una, estas anacrónicas cárceles de animales comienzan a cuestionarse severamente o directamente a cerrarse en diferentes latitudes del globo.
Existen en el Planeta al menos 500 zoológicos de gran porte con diversidad de ejemplares de variadas especies del reino animal, ya que históricamente todas las grandes ciudades los han incluido dentro de sus menús de atracciones.
Sin embargo, las restricciones para su funcionamiento y los anuncios de cierres progresivos se multiplican cada vez con mayor asiduidad.
El argumento para que algunos permanezcan se deberá fundar en una reconversión seria que enarbole por un lado, la capacidad para ser una estructura abanderada en la preservación de especies ante la mutilación evidente de hábitats naturales y por otro, en ser un engranaje vital en la investigación, educación y reintroducción de animales en sus medios de origen.
El argumento para que algunos permanezcan se deberá fundar en una reconversión seria que enarbole por un lado, la capacidad para ser una estructura abanderada en la preservación de especies ante la mutilación evidente de hábitats naturales y por otro, en ser un engranaje vital en la investigación, educación y reintroducción de animales en sus medios de origen.
Sólo así, una figura que se cree de la era victoriana, pero que en realidad nació mucho antes, con sumerios, egipcios y chinos, y se proyectó en el tiempo con diferente capital simbólico, pero siempre con una visión antropocéntrica, pueda sobrevivir reinventándose como ecoparque y centro de investigación para la supervivencia y el desarrollo de la fauna.
Hace pocos días se anunció el esperado cierre del zoológico de Buenos Aires, uno de los más importantes de América latina y casi al mismo tiempo se difundieron noticias de que cerrarán sus puertas y serán reconvertidos sus pares de Mendoza y de La Plata, dos importantes ciudades también de la Argentina.
Algo similar sucede en países vecinos, como Uruguay, donde se anunció el cierre del zoológico de Paysandú y Chile, donde se han registrado serios cuestionamientos hacia el establecimiento de Santiago.
Por su parte, Costa Rica, país pequeño en extensión geográfica, pero exhuberante en cuanto a diversidad de flora, fauna y parques nacionales, anunció la prohibición de zoológicos en todo su territorio nacional.
Por Guillermo Saldomando