Las fuerzas gubernamentales iraquíes han logrado acercarse a unos 8 kilómetros de la ciudad de Mosul, que permanece controlada por los yihadistas.
Tras una semana de batalla por la localidad, las tropas iraquíes, junto con las fuerzas kurdas, están registrando importantes avances.
Las secuelas de los crímenes perpetrados por el Estado Islámico perduran aun cuando ya no queda rastro de su llamado califato.
En su retirada ante la ofensiva del Ejército iraquí, los yihadistas incendiaron una planta de azufre, liberando grandes cantidades de gases tóxicos. Debido a ello, más de mil personas sufrieron problemas respiratorios.
‘Hemos restablecido el control sobre la planta de azufre de Mishraq, utilizada por los terroristas durante años para fabricar artefactos explosivos. También hemos recuperado 56 pozos petrolíferos, que proveían de combustible a los vehículos de los yihadistas. Hasta el momento hemos liberado 48 aldeas en la zona’, ha señalado el comandante de las fuerzas nacionales de Policía, el coronel general Raed Judat.