Autoridades de Medio Ambiente y Movilidad de Madrid manifestaron su preocupación por el aumento de la presencia de cotorras argentinas en parques de esa ciudad española y afirmaron que son ‘una amenaza al ecosistema y a la salud de las personas’, mientras que especialistas argentinos coincidieron hoy en que deben ser controladas para evitar la expansión.
Borja Carabante, delegado del Ayuntamiento de Madrid, informó ayer que ‘el censo de la cotorra argentina en los parques de Madrid indicó que la población ha crecido un 33% en los últimos tres años, pasando de las 9.000 registradas en 2016 a 12.000 contabilizadas este año’, según un informe elaborado por la red internacional BirdLife International, dedicada a la conservación de la naturaleza.
La cotorra argentina, catalogada como una especie exótica Invasora en España, es transmisora de enfermedades como psitacosis, gripe aviar o salmonelosis, además de ‘ejercer un efecto muy negativo sobre la biodiversidad al competir por el alimento con otras especies, por su actividad depredadora y por la modificación de los hábitats y los daños provocados sobre los tallos y brotes tiernos de la vegetación que emplean para hacer sus nidos’, destacaron.
Ante ello, el director de conservación de la organización Aves Argentinas, Rodrigo Fariña, indicó a Télam que se trata de una ‘especie exótica en España’ pero que en la Argentina es muy común.
‘Es un ave que habita principalmente en el sur de Brasil, Paraguay, Uruguay y Bolivia, así que no es exclusiva de nuestro país. Se considera exótica invasora porque no es propia de España y al no tener depredadores naturales, su población crece sin control’, señaló.
Fariña destacó que la cotorra argentina ‘es una especie que sufre históricamente el tráfico legal como ilegal’ y apuntó que ‘es común que se escapen o se liberen y formen población fuera de su hábitat’.
En España, desde 2011 es ilegal tener o adoptar especies invasoras, como la cotorra argentina. Las personas que poseen esta especie como mascotas antes de esa fecha están obligadas a mantenerlas hasta su fallecimiento a riesgo de cometer un delito al soltarlas, explicó el Ayuntamiento de Madrid en su página web.
El especialista argentino detalló que ‘este problema se encuentra en todo el mundo y es la segunda amenaza en intensidad que sufre la biodiversidad’.