Es una amenaza existencial, como alerta la directora general del Banco Mundial, Kristalina Georgieva: la crecida de los océanos por el derretimiento de los polos, la destrucción por las tormentas o las sequías van a provocar que comunidades enteras se vean forzadas a desplazarse a zonas en las que su supervivencia sea más viable.
La situación será particularmente grave en América Latina, donde hasta 17 millones de personas tendrán que migrar dentro de su propio país y muy especialmente en México y Centroamérica, donde hasta cuatro millones de ciudadanos se verán forzadas al destierro interno. En todo el mundo esa cifra ascenderá, según los cálculos de la organización internacional, a 143 millones de migrantes internos.
En los últimos años, la atención sobre los vínculos entre calentamiento global y migración se centraba en los desplazados transfronterizos: personas que se desplazan de un país a otro huyendo de fenómenos naturales extremos.
Ahora, el Banco Mundial pone el foco sobre una realidad mucho menos estudiada: los desplazamientos en el interior mismo país.
Además, las cifras para el llamado mundo subdesarrollado y emergente son demoledoras. En las regiones de África subsahariana, Asia del Sur y América Latina (que conjuntamente suman más de la mitad de la población mundial en vías de desarrollo) casi el 3% de las familias corren riesgo de tener que migrar de una zona a otra de su propio país en 2050 para escapar de los efectos del cambio climático.