América Latina cuenta con más áreas protegidas que ninguna otra región del mundo. Pero este logro no ha sido suficiente para garantizar el futuro del jaguar, el felino más grande del continente americano.
En el pasado, abundantes poblaciones de jaguar habitaban desde el sudoeste de Estados Unidos hasta Argentina. Hoy solo quedan 64.000 ejemplares de Panthera onca en la vida silvestre, y 90% de ellos están confinados a la Amazonia, especialmente en Brasil.
Los jaguares de hoy ocupan la mitad de su rango histórico. La fragmentación del territorio ha vuelto cada vez más vulnerables a estos felinos, incapaces de cazar y aparearse en áreas pequeñas. En poco más de dos décadas, las poblaciones de jaguar han disminuido hasta en 25%.
La expansión urbana y agrícola es responsable de la pérdida de hábitat, pero el crimen organizado también ha cobrado su precio en la especie. Venerado por las antiguas culturas prehispánicas como un ícono de poder asociado con los dioses, el jaguar se enfrenta ahora a la codicia de los traficantes que venden partes de su cuerpo a los mercados asiáticos ávidos por su supuesto valor medicinal.