El presidente de Filipinas, Rodrigo Duterte, aprobó el cierre de la isla turística de Boracay durante seis meses luego de afirmar que las aguas de sus famosas playas de arena blanca se habían convertido en una “cloaca” por la sobrepoblación y el desarrollo.
Duterte aprobó el cierre total de Boracay como destino turístico a partir del 26 de abril, tras amplias discusiones sobre el impacto de la decisión, que incluye vías para ayudar a los alrededor de 17.000 trabajadores que se verán desplazados, señaló el subsecretario de Turismo, Frederick Alegre.
‘No se trata de los beneficios económicos, se trata de la voluntad política para abordar años de negligencia con el medio ambiente… Tenemos que actuar con rapidez para salvar la isla y evitar un mayor deterioro”, apuntó Alegre.