Francia decidió proteger a las colonias de abejas y para ello este mes entró en vigencia la prohibición de uso de pesticidas que contengan neonicotinoides, cuyos químicos dañan a estos insectos.
El Gobierno ha prohibido cinco insecticidas: imidacloprid, la clotianidina, el tiametoxam, el acetamiprid y el tiacloprid, que tienen efectos nocivos para el medioambiente y, especialmente, para los polinizadores, aunque los tres primeros ya habían quedado limitados por la Unión Europea.
‘Estas prohibiciones son esenciales para luchar contra el declive masivo de las colonias de abejas y de polinizadores salvajes, constatado este invierno’, señalan en un comunicado conjunto el Ministerio de Agricultura y Alimentación, el de Sanidad y la Secretaría de Estado del Ministerio de la Transición Ecológica.
Los neonicotinoides son una familia de sustancias empleadas en los insecticidas, que actúan sobre el sistema nervioso central de los insectos y, solo en Francia, son responsables de la muerte de 300 mil colonias de abejas cada año, según la ONG Generaciones Futuras.
La muerte de esas colonias afecta tanto a la industria de apicultura como a la propia naturaleza, pues el papel polinizador de las abejas es vital para los ecosistemas y la producción de alimentos.