El Protocolo de Montreal fue un acuerdo internacional que reguló el uso de las sustancias que agotan la capa de ozono. Estudios recientes evidencian que hay una recuperación, un logro importante. Un buen ejemplo de como debemos enfrentar el Cambio Climático.
En las últimas décadas, los humanos hemos causado un daño significativo a la capa de ozono, cuya función es proteger a la Tierra de los rayos ultravioleta del sol. La puesta en marcha de acuerdos globales como el Protocolo de Montreal de 1987, ha contribuido a la solución del problema.
El estudio Scientific Assessment of Ozone Depletion del año 2018, son una serie de informes que la Organización de las Naciones Unidas publica cada cuatro años. Para el año 2018, evidenció una recuperación de la capa de ozono a un ritmo constante del 1 al 3% desde el año 2000.
Según proyecciones elaboradas, el ozono del hemisferio norte y latitud media se recuperarán completamente para la década de 2030.
Si bien es un logro importante, hay muchos aspectos que solucionar. Por ejemplo, las emisiones de clorofluorocarbonos (CFC) están aumentando en China y en países de América Latina.
El 15 de octubre de 2016, los 197 países que forman parte del Protocolo de Montreal firmaron la enmienda de Kigali para reducir progresivamente el uso de hidrofluorocarbonos (HFC) en todo el mundo.
Estos acuerdos brindan esperanza, especialmente cuando la humanidad enfrentarse a los efectos devastadores de un aumento de la temperatura de 2°C en comparación con los niveles preindustriales.
Si el acuerdo se cumple, se puede evitar hasta el 0,4 % del calentamiento global en este siglo, lo que significa que un logro importante en materia de cambio climático.
Según los cálculos proyectados, el hemisferio sur se recuperará en la década de 2050 y las regiones polares para el año 2060.