Barcelona va tarde en la lucha contra la contaminación. La ciudad supera desde 2010 los valores máximos de polución por dióxido de nitrógeno que fija la directiva europea, el 98% de los barceloneses está expuesto a niveles de partículas finas superiores a lo que recomienda la Organización Mundial de la Salud y se estima que hay unas 3.500 muertes prematuras vinculadas a la contaminación cada año en la gran Barcelona.
Pese al dramatismo de los datos y a que el Área Metropolitana se dotó en 2017 de un protocolo contra la contaminación, no se restringirá la circulación de vehículos contaminantes hasta 2020.
La tibieza del protocolo se ha evidenciado esta semana cuando la presencia de partículas en suspensión debido al anticiclón ha obligado a declarar un episodio de alta contaminación.
Mientras ciudades pequeñas como Valladolid restringían el tráfico, en Barcelona los coches han circulado con normalidad.
Los ecologistas consideran insuficiente el protocolo, que apenas prevé aumentar el riego de calles y evitar que las obras hagan polvo, además de “recomendar” dejar el coche en casa.