El pangolín podría extinguirse incluso antes de llegar a ser conocido

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Solitario, nocturno, apenas agresivo…, pero considerado el animal más traficado del mundo; el pangolín afronta su día mundial bajo el peligro de que realmente se le llegue a conocer cuando se extinga, pues sólo se le pone el foco en episodios puntuales, como el del coronavirus, o al hablar de comercio ilegal.

Este mamífero, que soporta el 20% del tráfico internacional de fauna salvaje, constituye uno de los ejemplos de “mayor acoso por parte del ser humano equiparable al producido en otras épocas, como durante la gran caza de ballenas de 1900”, explica a Efeverde la responsable del programa de especies amenazadas de la organización Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF), Gema Rodríguez.

La cantidad de animales que se localiza, según las estimaciones, es “muy pequeña en comparación con la que en realidad se está comerciando”, pues se habla de que “prácticamente se encuentra entre el 1 y el 10 %”, una situación compartida por el resto de especies objeto del negocio ilícito.

Los datos referentes al número de ejemplares indican que se ha decomisado un millón de ellos en los últimos 10 años, aunque, según un estudio reciente centrado en el continente africano, se han interceptado “2,7 millones de animales sólo en un año en bosques de la República Democrática del Congo y de otros países africanos”.

¿A qué se debe su persecución? La respuesta, asegura esta científica ambiental, hay que buscarla en las propiedades que la medicina tradicional, sobre todo en países asiáticos como China y Vietnam, ha atribuido a sus escamas, sangre o carne, pues se piensa que “cura una larga lista de enfermedades”, e incluso se cree que “posee el mismo efecto que la viagra”.

A pesar de que en África también se le asignan esas cualidades, según Rodríguez, la principal razón por la que son cazados en algunas poblaciones de este continente radica en “abastecer ilegalmente al mercado de Asia”.

Captura ilegal, principal amenaza

Su principal amenaza, que merma las poblaciones, recae en la captura ilegal, aunque la expansión de la agricultura está provocando su desplazamiento hacia áreas agrícolas porque “sus hábitats originarios han sido ocupados por cultivos”, lo que permite que “sea más fácil detectarlos y cazarlos” al estar más cerca del hombre.

La prohibición temporal de consumir este animal, junto a otras especies salvajes, adoptada por China, “coincide con una de las peticiones que se está realizando desde las organizaciones conservacionistas para que no se permita su uso doméstico”, manifiesta esta experta, quien afirma que esta medida “genera un alivio para su situación”.

Peculiaridades

Una de sus peculiaridades se centra en las escamas que cubren la totalidad de su cuerpo y, aunque carece de dientes y pelo, posee una lengua que “puede llegar a ser tan larga como su propio cuerpo”, con la que gracias a su movimiento es capaz de “atrapar hasta 200.000 insectos en un día”.

Este poco característico mamífero, que normalmente habita en bosques tropicales y en sábanas de África o en prados y llanuras de Asia, suele vivir en una madriguera que “sólo abandona en numerosas ocasiones durante la noche para alimentarse”.

Muy solitario y de hábitos “muy escurridizos”, también se caracteriza por su “poca agresividad” pues, cuando se siente amenazado, “se enrolla hasta convertirse en una bola”, para escapar de sus grandes depredadores naturales que, según los lugares en los que se aloja, “puede ser el tigre de bengala u otros felinos”.

Conservación

Una estrategia defensiva que, sin embargo, no ha evitado que “ahora esté al punto de la extinción”, pues de las ocho especies existentes todas se incluyen en la Lista Roja de Especies Amenazadas de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN): unas en estado crítico y otras en peligro.

Los pasos dirigidos hacia su conservación van “muy lentamente”, ya que hasta hace un año “todavía la seguridad social en China incluía medicamentos elaborados con componentes del pangolín”.

Uno de los hitos en su preservación se remonta a 2016 cuando fue declarado ilegal su comercio internacional, pero el tráfico “se sigue produciendo” y, por ejemplo, este ‘acorazado’ mamífero “no está incluido como animal de máxima protección en la ley de biodiversidad china”.
Mientras se refuerzan las leyes nacionales e internacionales al mismo tiempo que se conciencia a la sociedad de que sus ‘propiedades curativas’ se basan en “supersticiones no demostradas científicamente”, el pangolín se afana por sobrevivir ante el peligro de que verdaderamente sea conocido cuando ya sea demasiado tarde.

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