El llamativo Loro vinoso

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En la Argentina viven veintiséis especies de loros (Psitácidos), cinco especies se encuentran en peligro de extinción. Una de ellas es la especie Amazona vinacea  (Kuhl ,1820), que se encuentra bajo la categoría de aves autóctonas “En peligro crítico” de extinción, según el Ministerio de Ambiente de la Nación y en la Lista Roja de la UICN entre las especies amenazadas.

En la presente edición, te contamos del llamado “loro vinoso”, una de las especies más bellas y coloridas que podemos encontrar en nuestra selva misionera. De color verde brillante, con ribetes oscuros, que le otorga un aspecto escamoso. Como su nombre lo indica, se caracteriza por poseer en el cuello, pecho y parte superior del vientre una coloración violácea, que recuerda a un buen vino tinto.

En las alas presentan colores celestes y negros, en tanto que en la nuca posee plumaje eréctil de color celeste, con estriado de plumas negras y tiene además presencia de plumas rojas en el loral (espacio entre el pico y los ojos), la frente, borde de las alas (carpo) y en la base de las plumas externas de la cola. En los ejemplares juveniles estos colores lucen menos intensos. El pico luce fuerte y ganchudo (como en general, todos los loros), de coloración rosada, en la punta tiende a color amarillo. El iris es de color parduzco – rojizo, con un área orbital desnuda de plumas, de color blanco o gris claro. Patas de color gris. La lengua es de color negro. Es un loro de tamaño mediano, oscila entre los treinta y treinta y cinco centímetros.

Es de hábitos gregarios, suele reunirse en bandadas de hasta treinta individuos, particularmente al anochecer, cuando se agrupan en sus “dormideros” y cuando se desplazan para alimentarse.

Se destaca por sus fuertes vocalizaciones, que puede repetir por largo rato mientras está posado y también durante el vuelo. Suena “crau” o “creo, creo”. Tan característico es éste sonido que es uno de los nombres con los que es conocida la especie: “creo – creo”.

Su alimentación consiste básicamente de semillas, brotes jóvenes, flores, frutas y algunos ejemplares han sido vistos en el suelo   Ingieren frutos de especies nativas como el pino Paraná, el pindó, el camboatá, cocú, pitanga, cerella, brotes de palmito, de bromeliáceas y tacuaras, flores de ceibo de monte,  mimosa bracatinga y mimosa fruticos, entre otras. En tanto que algunas de las especies exóticas que consumen son: frutos de paraíso, palta, níspero, ubeña, eucalipto y cítricos. “También se han observado loros vináceos comiendo tierra (E. Bazán en Silva 1989) y posiblemente orugas” (Cockle et al. 2007).

Nidifica habitualmente entre septiembre y diciembre, construye sus nidos en huecos de árboles originados tanto por desprendimientos de ramas, como los producidos por pájaros carpinteros (con frecuencia en ejemplares de pino Paraná, cancharana, persiguero, anchico colorado y grapia), generalmente entre diez y veinticinco metros de altura, pone entre tres y cuatro huevos de color blanco. Los tucanes pico verde y las comadrejas overas han sido identificados como depredadores de huevos y pichones de loro vinoso.

Existen antiguas referencias que dicen que a principios del siglo XX, en nuestra provincia podían verse bandadas “que oscurecían el cielo”. Lamentablemente, la situación actual es radicalmente opuesta. En nuestro país el loro vinoso se encuentra inscrita en la categoría “En peligro crítico” de extinción Según Resolución N º 795/17 del entonces Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sustentable, que establece la Clasificación de Aves Autóctonas.

Para la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) se encuentra clasificada como “En peligro” de extinción, incluida en la “Lista roja de las especies amenazadas” conocida también como el Libro Rojo de las Especies.

En la ciudad de San Pedro, Misiones, desde el año 2003 se desarrolla el “Proyecto Selva de Pino Paraná”, encabezado por Kristina Cockle (Investigadora del IBS-CONICET), Alejandro Bodratti y un numeroso grupo de investigadores, educadores, estudiantes y voluntarios que trabajan arduamente para mejorar el estado de conocimiento y conservación de la Selva Misionera y de sus especies.

A ellos debemos el conocimiento de la situación actual del loro vinoso en la provincia. Sucesivos censos llevados a cabo por los investigadores y voluntarios (incluidos estudiantes de la Carrera de Guardaparques de San Pedro (UNaM) , integrantes de Aves Argentinas y de los Clubes de Observadores de Aves de la provincia) que fueron realizado entre 2005 y 2016. La información obtenida permitió conocer que la población de loro vinoso en nuestro país cuenta con aproximadamente 300 ejemplares. El último censo se realizó en 2016, en simultáneo con organizaciones en Paraguay y Brasil. Entonces, se contaron 252 ejemplares en Misiones y en total 3.920.

Entre las diversas  causas que llevaron a esta especie a ésta situación, las más graves son:

-La destrucción de su hábitat. Con el objetivo de ganar tierras para la ganadería y la agricultura en Brasil y Paraguay fue devastada aproximadamente el noventa por ciento de la extensión de la Selva Atlántica.

-La explotación selectiva de las especies nativas maderables, disminuye las posibilidades de nidificación. En tanto que en Misiones se conserva aún casi el cincuenta por ciento de su extensión original, más de seiscientas mil hectáreas, aunque fraccionadas y con un mosaico de explotaciones agrícolas (generalmente de subsistencia) y forestales en su extensión.

-El fraccionamiento de la tierra en parcelas dedicadas a la actividad humana, con capueras y pequeñas extensiones de selva, especialmente con parches de pino Paraná (especie ésta que utilizan para pernoctar, nidificar y alimentarse) en proximidades de los sitios habitados son sus lugares de permanencia en la actualidad, tal vez atraídos por la oferta abundante de fruta que brindan los árboles exóticos plantados. Así se lo puede ver a menudo posados árboles ubicados en las chacras y poblados. Con el consecuente riesgo.

Si bien, en la zona en que se localizan existen áreas protegidas, no son suficientes para su cabal protección. Sus hábitos hacen que se desplacen diariamente en busca de alimentos y no permanecen dentro de esas áreas.

En alguna época de abundancia de ejemplares fueron combatidos como plaga, por los agricultores.

-Tráfico ilegal de fauna. En la actualidad el tráfico ilegal de fauna es uno de los mayores problemas para la conservación de las especies silvestres. Mediante Ley XVI – 127, de agosto de 2019, el loro vinoso ha sido declarado monumento natural provincial y en consecuencia su captura, transporte, comercialización y tenencia se encuentra prohibida. También se encuentra incluida en la lista de especies cuyo tráfico está prohibido por convenios internacionales (CITES Apéndice I que incluye todas las especies en peligro de extinción), aun así son cazados y vendidos como mascota.

Además de la tarea de investigación, el Proyecto Selva de Pino Paraná lleva adelante anualmente campañas de educación ambiental entre los pobladores y especialmente los niños de la zona del Departamento de San Pedro. Desde el año 2007 la localidad de Tobuna fue declarada sitio de interés para la conservación de esta especie. Allí en la Escuela Provincial 613 se gestó esa declaración y luego el reconocimiento como Monumento Natural Provincial.

En los últimos años se realizó la Fiesta Provincial del Loro vinoso, una forma más de difundir la situación de la especie y a través de ese conocimiento resaltar su importancia y colaborar con su conservación.

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