Las aguas subterráneas próximas a la superficie tienen mucha importancia para los ecosistemas terrestres al ayudar a mantener el caudal de los ríos o el suelo húmedo en épocas de ausencia de lluvia, por citar dos ejemplos. A mayores, son aspectos con incidencia en el clima.
Investigadores desarrollaron un mapa mundial de la profundidad de estas aguas subterráneas. El trabajo cubre incluso zonas sin datos para así poder inferir patrones espaciales y procesos a partir de un modelo hidrológico de aguas subterráneas forzado por el clima, la topografía y el nivel del mar actuales.
Según los resultados, entre el 22 y el 32% de la superficie emergida global está influida por una capa freática poco profunda, incluyendo aproximadamente el 15% de zonas con agua superficial alimentada por las aguas subterráneas, y entre un 7 y un 17% de áreas con la capa freática accesible a las raíces de las plantas.
Estos datos permiten afirmar que la capa freática es lo suficientemente poco profunda en una fracción significativa (de entre el 22 y el 32%) de los continentes como para influir en los ecosistemas terrestres directamente.