Los científicos lo advirtieron hace años: si el Ártico se descongela se liberará el metano atrapado en el hielo y se acelerará el calentamiento global. En Siberia hay indicios de que la pesadilla ya comenzó.
Un equipo de investigadores rusos dirigido por Igor Semiletov y la geoquímica Natalia Shakhova, detectó que las concentraciones de metano en el agua están 100 veces por encima de lo considerado como normal.
El gas proviene del material orgánico que quedó atrapado hace miles de años en las capas de escombro y tierra que integran el permafrost Ártico, la capa de hielo que ha existido por milenios y que, hasta el momento, había estado congelada.
El fenómeno se puede observar a simple vista, ya que las columnas de gas metano procedentes del fondo del mar ascienden en forma de burbujas que atraviesan el agua para liberarse en la atmósfera.
Este escape masivo de metano se debe a que el permafrost se está derritiendo, debido a que la temperatura de las aguas del Ártico ha aumentado de forma considerable en la última década y, de acuerdo con mediciones recientes, actualmente está poco más de un grado por encima de lo habitual.
Los científicos estiman que tan solo la plataforma siberiana resguarda alrededor de 1.400 billones de toneladas de metano.