La concentración de dióxido de carbono en la atmósfera registró un nuevo récord en mayo, a pesar de la reducción general de las emisiones por la paralización de las actividades económicas en gran parte del mundo que causó la pandemia de coronavirus.
La Organización Meteorológica Mundial (OMM) confirmó este viernes que este resultado fue registrado en la estación de Mauna Loa en Hawai (Estados Unidos), considerado uno de los observatorios de referencia para la comunidad meteorológica mundial.
“El progreso que se ha hecho en la emisión de reducciones no es visible en los registros de CO2”, sostuvo el científico Pieter Tans.
Si la humanidad dejara de repente de emitir CO2 harían falta miles de años para que todas las emisiones efectuadas hasta ese momento fuesen absorbidas en las aguas profundas del océano y que su concentración volviese a los niveles previos al periodo industrial.
Una portavoz de la OMM comentó que la gente podría sorprenderse al enterarse de que la pandemia no ha tenido el efecto que se esperaba en los niveles de dióxido de carbono y explicó que mientras las emisiones continúen (aunque sea a nivel más bajo), su acumulación en la atmósfera persistirá.
“La crisis sanitaria ha ralentizado las emisiones, pero no lo suficiente como para que esto sea perceptible en Mauna Loa”, resumió por su parte el geoquímico Ralhp Keeling, quien dirige un programa oceanográfico en esa localidad de Hawai.
La OMM consideró que esta constatación revela que el cambio climático está alcanzado nuevos picos, con el impacto evidente que esto tiene en la biodiversidad y la naturaleza.
El nuevo dato sobre la concentración de CO2 se agrega al que indica que el mes pasado fue el mes de mayo más caliente del que se guardan registros, con 0,63 grados por encima de la media entre 1981 y 2010.
La mayor subida de temperatura en mayo se midió en partes de Siberia, donde fue 10 grados más elevada que la media, así como en Alaska y la Antártica.