En el pueblo de Bolodou, Guinea, todos pensaban que Ibrahima Tounkara estaba loco cuando comenzó con un proyecto de construir una mini centrar hidroeléctrica.
Sin embargo, Ibrahima nunca se rindiĂł. TenĂa su objetivo claro: llevar electricidad a su pequeña aldea. ComenzĂł a pensar en que necesitarĂa energĂa solar, luego comenzĂł a instalar letreros y una pequeña cabina para cargar las computadoras portátiles.
“En el pueblo, me tomaron por tonto cuando les expliquĂ© que querĂa construir una presa hidroelĂ©ctrica. En marzo de 2016, comprĂ© un telĂ©fono inteligente para acceder a Internet e informado sobre el funcionamiento de las represas. TerminĂ© mi investigaciĂłn en diciembre de 2016 y comencĂ© los trabajos de construcciĂłn. Gracias a los diagramas y videos, hice una pequeña turbina conectada por una polea a una dinamo que transforma la energĂa mecánica en electricidad”, explica orgulloso Ibrahima.
Después, el joven, junto a un albañil local, que construyera una pequeña presa destinada a canalizar el agua para conducirla a una turbina mientras se regula el flujo.
DedicĂł todos sus ahorros (alrededor de cinco mil dĂłlares), su tiempo y su imaginaciĂłn, y ahora gracias a Ă©l, 90 casas de su pueblo tienen electricidad generada por energĂas renovables.
Los habitantes del pueblo ahora pagan 20 centavos de dĂłlar por el acceso a la electricidad. Es mucho más barato para ellos que comprar baterĂa para encender antorchas elĂ©ctricas o comprar gasolina para lámparas de queroseno. Con el dinero que obtiene, le paga a un joven que entrenĂł para el mantenimiento de la presa.
Ibrahima ha sido solicitado por aldeas vecinas para fabricar más presas, trabajo que hace con entusiasmo por ayudar a los demás.