Un bosque fósil de unos 386 millones de años de antigüedad fue descubierto a finales de este año en el pueblo de Cairo, en el estado de Nueva York, Estados Unidos. Los especialistas creen que es entre 2 y 3 millones de años más antiguo que el bosque fósil de Gilboa, en el mismo estado.
El nacimiento de los bosques en nuestro planeta fue un evento decisivo. El bosque de Cairo antecede por 150 millones de años la aparición de los primeros dinosaurios. La vida en los bosques no estaba rebosante de aves y animales salvajes; probablemente sólo existían insectos llamados miriápodos, similares a los ciempiés modernos. Un silencio casi absoluto entre árboles sin hojas, que los arqueólogos de hoy llaman cladoxilópsidas y arqueópterix.
Y es que antes de la aparición de los bosques, el clima del planeta era ardiente. Los niveles de dióxido de carbono (CO2) eran altos; pero gracias a la aparición de los glaciares en los polos (hace unos 350 millones de años), así como de los primeros bosques, los niveles de CO2 comenzaron a disminuir y la vida en la Tierra proliferó.
Sin árboles, el planeta hubiera sido inhabitable
Para Chris Berry, investigador del Colegio de Ciencias de la Tierra y el Océano de la Universidad de Cardiff, “estos fósiles son extremadamente raros”, pues les permiten a los especialistas “entender cómo los árboles comenzaron a disminuir el dióxido de carbono de la atmósfera”.
Es necesario hacer un ejercicio de imaginación para pensar los bosques de entonces. Se trataba de troncos de 10 metros de alto, con ramas cortas y raíces nudosas. Las protorramas se veían más como cabellos que como lo que entendemos actualmente por ramas. El silencio entre aquella vegetación prehistórica debía de ser ensordecedor.
Hoy en día, los bosques cubren el 30% del planeta. Sin embargo, grandes hectáreas se han perdido a causa de incendios y deforestación de origen humano. La relación entre los polos glaciares y los árboles, aún en nuestros días, es muy cercana. El descubrimiento de bosques fósiles como el de Cairo podría darnos una idea de cómo será un futuro sin suficientes árboles ni glaciares para mantener la temperatura apta para la vida en el planeta.