La justicia rusa inculpó por piratería a los 30 activistas de Greenpeace, entre ellos los dos argentinos y una brasileña, detenidos tras una acción de protesta contra una plataforma petrolera en el Ártico.
‘Los 30 participantes en el caso criminal han sido inculpados por el ataque contra la plataforma Prirazlomnaya’, indicó el Comité de investigación, el principal órgano encargado de las investigaciones criminales en Rusia, en un comunicado.
En Rusia, el delito de piratería puede acarrear una pena de entre 10 y 15 años de cárcel.
‘Los inculpados no reconocen su culpabilidad y rehúsan actualmente prestar testimonio sobre el fondo de las acusaciones’, agregó el comunicado.
Greenpeace denunció una ‘profunda injusticia’ destinada a ‘intimidar’ a la organización.
‘Nuestros activistas fueron inculpados por un crimen que no cometieron, son acusados de un delito imaginario’, declaró Kumi Naidoo, director ejecutivo de Greenpeace International, citado en un comunicado.
‘Vamos a apelar, habrá medidas jurídicas’, aseguró por su parte el responsable de la ONG en Rusia, Ivan Blokov, citado por la agencia Interfax.
‘Los representantes de todos los países de los que vienen los miembros del equipo del Artic Sunrise serán implicados’, añadió.
Entre los 30 miembros de la tripulación del ‘Arctic Sunrise’ hay cuatro rusos y 26 extranjeros de 17 países diferentes, entre ellos la brasileña Ana Paula Alminhana Maciel, bióloga de 31 años, y los argentinos Camila Speziale y Hernán Pérez Orsi.
Hasta ahora, sólo Holanda, bajo cuya bandera navegaba el buque, ha tomado posición públicamente y ha exigido la liberación de los activistas.
Los abogados de los treinta activistas, de los cuales 16 fueron inculpados el jueves y 14 la víspera, presentaron un recurso de apelación contra la negativa de liberar a los ecologistas bajo fianza.
Alrededor de 800.000 personas, más de 100 organizaciones no gubernamentales y figuras como el actor británico Ewan MacGregor o el cantante de rock ruso Iouri Chevtchouk, firmaron un llamado exigiendo la liberación de los activistas, según un comunicado de Greenpeace.
Entre los detenidos destaca el capitán del ‘Arctic Sunrise’, el estadounidense Peter Willcox, que dirigía el ‘Rainbow Warrior’ en 1985.
Entre los inculpados también se halla el fotógrafo ruso Denis Siniakov, que trabajó en la AFP y Reuters en Moscú. La noticia de su detención provocó indignación en medios periodísticos rusos.
Los 30 activistas están detenidos en Murmansk (noroeste) y sus alrededores desde el 19 de septiembre, cuando un comando de los guardacostas rusos abordó el ‘Arctic Sunrise’, que navegaba por el mar de Barents (Ártico ruso).
Algunos de los activistas habían intentado escalar una plataforma petrolera del gigante ruso Gazprom para denunciar el riesgo ecológico de la actividad petrolera.
Poco después, a la sorpresa general, el comité de investigación ruso, encargado de las investigaciones criminales, inició diligencias por piratería.
Los militantes niegan estas acusaciones y, a su vez, acusaron a Rusia de haber asaltado ilegalmente su barco en aguas internacionales.
El jefe del Consejo presidencial para los derechos humanos, un órgano puramente consultivo, Mikhaïl Fedotov, estimó el jueves que no hay motivos para acusar a los activistas de piratería.
‘Se les acusa de piratería. No creo que haya el más mínimo motivo para ello’, declaró a la agencia Interfax.
El presidente ruso, Vladimir Putin, reconoció la semana pasada que los militantes ‘no son piratas’, pero sí que violaron ‘las normas de la ley internacional’.
Si bien estas declaraciones habían despertado la esperanza de los activistas, el portavoz del Kremlin dijo el miércoles que Putin expresó únicamente ‘su opinión personal’, y que no era ‘ni investigador, ni procurador, ni juez, ni abogado’.