Nos guste o no, el plástico se ha convertido en parte integrante de la sociedad y en muchas ocasiones es difícil de sustituir. Como material, es inigualable por su bajo coste, su durabilidad y su capacidad para moldearse en diversas formas. Por eso está presente en todos lados.
Según la Plastic Industry Association (PLASTICS), el plástico se utiliza en un 42% de los envases, un 20% de los materiales de construcción, un 13% de los destinados a automoción, y un 12% de los productos de consumo.
En total, el plástico se utiliza en más de 50.000 productos diferentes. Además, también se utiliza como materia prima en la industria textil, la del papel y la de la impresión. La mayoría de los plásticos están hechos para ser resistentes y duraderos, y este es el problema.
Aunque acaban descomponiéndose con el tiempo debido a la acción de la luz ultravioleta, el calor y otros factores ambientales, este proceso puede durar cientos o incluso miles de años, durante los cuales contaminan el aire, el agua y el suelo.
Estos plásticos, conocidos como plásticos “persistentes” o “semipersistentes”, incluyen el tereftalato de polietileno (PET), el polietileno de alta densidad (HDPE) y el cloruro de polivinilo (PVC).
La mayor parte de los plásticos se obtienen por un proceso llamado polimerización a partir del petróleo y el gas natural, que son recursos limitados. El plástico es un material demasiado valioso como para abandonarlo en vertederos.
Sin embargo, un 12% del plástico producido se incinera, enviando el carbono que lo compone a la atmósfera. Según datos del Banco Mundial, solo el 9% del plástico mundial se recicló en 2018.
¿Qué plásticos se pueden reciclar?
El problema del reciclaje es en esencia económico y tecnológico. El proceso de reciclaje mecánico de plásticos suele seguir estos pasos:
- Recogida
- Clasificación por tipo y color.
- Triturado en trozos pequeños
- Lavado y secado para eliminar impurezas, como el papel de las etiquetas,
- suciedad o pintura.
- Fundición y extrusión en forma de pequeñas bolitas o gránulos.
- Fabricación de nuevos productos a partir de las bolitas o gránulos de plástico.
El primer inconveniente es que es difícil identificar la composición del plástico. Por eso en 1988 se implantó en Estados Unidos el código RIC (por las siglas en inglés de Resin Identification Code), que actualmente, es válido prácticamente en todo el mundo. El código aparece como un número dentro de un símbolo triangular. Estos son los códigos disponibles para cada tipo de plástico:
- Tereftalato de polietileno (PET o PETE): se utiliza habitualmente para botellas de agua y refrescos. Se puede reciclar para hacer nuevas botellas o para fabricar fibra de relleno para chaquetas y sacos de dormir.
- Polietileno de alta densidad (HDPE): se utiliza para botellas de leche, de detergente y bolsas de la compra. Se puede reciclar para fabricar plástico para construcción o cubos de basura.
- Cloruro de polivinilo (PVC): se utiliza para tuberías y revestimientos. Puede reciclarse en suelos, marcos de ventanas y cubiertas.
- Polietileno de baja densidad (LDPE): se utiliza para bolsas y film de plástico. Se puede reciclar para hacer bolsas y cubos de basura.
- Polipropileno (PP): se utiliza para envases de alimentos, piezas de automóviles y cables eléctricos. Se puede reciclar para fabricar escobas, cepillos y carcasas de baterías de automóviles.
- Poliestireno (PS): se utiliza para vasos desechables y material de embalaje. Puede reciclarse para fabricar cubiertos de plástico, marcos de matrículas y reglas.
- Otros plásticos.
Es importante tener en cuenta que no todos los plásticos se pueden reciclar en la práctica, e incluso los que se pueden reciclar no siempre se reciclan debido al coste y a la falta de demanda de plástico reciclado.
Los contaminantes que no se pueden eliminar en el proceso de reciclaje pueden disminuir la calidad del material reciclado. Esto impide, por ejemplo, el uso de plásticos reciclados, que son más frágiles, en automoción, por motivos de seguridad.
El PET es el más fácil de reciclar, y puede hacerse incluso en casa para reutilizarlo como material en impresoras 3D. También es fácil de reciclar el HDPE de las botellas de leche y detergente.
En teoría el PVC podría reciclarse de 6 a 8 veces antes de que se degraden las moléculas de polímero. En la práctica, es el menos reciclable de todos los plásticos. Esto se debe a que los artículos de PVC contienen tantos aditivos que su reciclaje sería poco práctico y caro, y además estos aditivos (ftalatos, plomo, cadmio, entre otros) son tóxicos.
Por eso no puedes tirar tuberías de PCV al contenedor amarillo, hay que llevarlas a un punto limpio. Por otro lado, la espuma de poliestireno (PS), que es el corcho blanco de algunos envases y material de embalaje, y se puede poner en el contenedor amarillo para su reciclaje.
La recogida de este plástico aumentó un 24% en 2019 en España. Sin embargo, debido a su fragilidad cuando el material se mancha puede hacer casi imposible su reciclaje.
El polipropileno (PP) de las bandejas y envases de plástico también se puede reciclar en teoría, pero, de nuevo, el polímero pierde su resistencia y flexibilidad con los sucesivos procesos de reciclado, lo que hace que el proceso no sea rentable en muchos casos.
En la sección 7 dedicada a otros plásticos están objetos como los CDs, juguetes de plástico o muebles de metacrilato, que en muchas ocasiones están combinados con otros materiales y son extremadamente difíciles de reciclar, por lo que no deben ponerse nunca en el cubo de reciclaje.
El problema del plástico que envuelve las verduras
El peor caso es el del LDPE, el plástico usado para el papel film que envuelve tantos productos en el supermercado. Según un informe reciente, este plástico representa un 48% de todos los envases en España, pero solo un 3% se recicla: el que se usa para envolver palés industriales.
El que ha estado en contacto con los alimentos no se puede reciclar para este mismo uso por motivos sanitarios. La solución pasa por envolver los alimentos en otro plástico que sea compostable y que se pueda tirar al vertedero para que se deshaga, pero aún no ha llegado.
El mismo informe citado anteriormente denuncia que las cifras oficiales de reciclado total de plásticos en España son incorrectas, y cifra el porcentaje de reciclaje real de todos los plásticos en un 15%. Otro informe de Greenpeace también reduce la tasa de reciclado real al 25%.
Poco podemos hacer cuando nuestras verduras vienen en una bandeja de PS y envueltas con film de LDPE, más que depositar estos envases en el cubo de reciclaje. Sin embargo, sí podemos limitar nuestro consumo de estos plásticos de un solo uso.
El primer paso es evitar el uso de papel film en casa, y sustituirlo por contenedores reutilizables. Otras medidas evidentes son evitar el uso de bolsas de plástico y comprar frutas y verduras a granel siempre que sea posible.
También huir de vasos, cubiertos y pajitas de plástico, así como de otros productos de plástico de un solo uso como maquinillas de afeitar o palitos limpiadores. El agua embotellada, a pesar de usar un plástico fácilmente reciclable, es una de las grandes responsables de la contaminación por plásticos, ya que estos envases a menudo terminan en vertederos o en el medio ambiente.