Martín Brochiero está a punto de ser ingeniero y diseñó Ecofrit, una sustancia que es un polvo vegetal que convierte un residuo contaminante en algo útil y que puede usarse como insumo para biodigestores.
Un litro de aceite puede contaminar hasta mil litros de agua. Según datos de una investigación de la Facultad de Agronomía de la UBA, en Argentina se utilizan alrededor de 120 millones de litros por año y al menos 90 se tiran a la cañería sin ningún tipo de tratamiento.
Ante este panorama, Martín Brochiero, un estudiante de último año de ingeniería civil de la UCA, creó Ecofrit, unas escamas de origen vegetal que solidifican el aceite vegetal y lo convierten en combustible para biodigestores.
El polvo vegetal también puede tirarse en el compost y se descompondrá en 6 meses. El desarrollo es en conjunto con el INTI y aún no está disponible para la venta al público.
“Con este aceite podemos hacer energía. Con nuestro producto, y apoyándonos en la cadena de carbono del aceite, alimentamos biodigestores que producen energía, biogas”, contó Martín. “Pero en su casa la gente no suele tener un biodigestor, entonces pensé en algo que no termine en la basura. Ecofrit, una vez solidificado se puede compostar. Y sino, se pueden fabricar velas”, agregó. La hermana de Martín se casa en dos semanas y todas las velas del evento las hizo él con el aceite usado que recolectó de sus vecinos y aromatizante de citronella.
Cada paquete de Ecofrit trae 12 gramos de escamas que sirven para solidificar medio litro de aceite. El producto se aplica en caliente, cuando se termina de freír. En cuestión de segundos se solidifica con una textura gelatinosa. “Siempre que lo veo me sorprende a mi mismo”, acota Martín. A partir de ahí ese producto se puede usar tanto como combustible de un biodigestor o tirarlo al compost, de manera regulada.
Si bien aún no está disponible para venta al público, Martín aspira a un desarrollo 100% local que no cueste más que un sobre de jugo instantáneo. Por el momento, está trabajando con su producto en sistemas de biodigestores en Trenque Lauquen, Buenos Aires, y en la ciudad de Córdoba.
La semana pasada él y su socio inversor Gustavo Giugale fueron reconocidos durante la cumbre climática C40 como una de las tres Startup científicas y tecnológicas de 2022. Recibieron un millón de pesos y una gran visibilidad que quieren aprovechar para difundir Ecofrit y terminar de patentar el producto.
“Mi objetivo a futuro es que la gente ya no tire más el aceite de su cocina, sino que empiece a creer que se puede hacer energía con basura y no contaminar. Que podemos ir hacia un sistema sin desperdicio”.