Las empresas tabacaleras en España están obligadas a pagar por la limpieza de millones de colillas que los fumadores desechan cada año. Así lo establece la nueva normativa medioambiental emitida por el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico.
La regulación, que entró en vigencia el 6 de enero último, forma parte de la Ley de Residuos y Suelos Contaminantes, un paquete de medidas destinadas a disminuir los residuos y aumentar el reciclaje, aprobada en abril del año pasado.
La norma incluye la prohibición de cubiertos y platos de plástico de un solo uso, hisopos, vasos de poliestireno expandido y sorbetes de plástico, así como la reducción de los envases de este tipo para alimentos.
La ley se ajusta a una directiva de la Unión Europea que limita el uso de plásticos de un solo uso que junto con las colillas de los cigarrillos son los artículos que más se encuentran en las playas de la UE.
Un residuo tóxico para el ambiente
Las colillas contienen acetato de celulosa, uno de los desechos más extendidos y que tarda aproximadamente 10 años en descomponerse, liberando en el proceso sustancias tóxicas como arsénico y plomo.
Además, los fabricantes de cigarrillos también serán responsables de informar y educar al público para que no desechen sus colillas en espacios públicos.
Según el Comité Nacional de Prevención del Tabaquismo, las tabacaleras terminarán trasladando el costo que demande al consumidor.
Alrededor del 20 % de españoles mayores de 15 años fuman a diario (16,4 % de las mujeres y 23,3 % de los hombres), según datos del Ministerio de Sanidad.
Reino Unido también tomó una medida similar, extendiendo a las empresas la responsabilidad por el residuo que generan.
El mercado del cigarrillo en 10 años
Philip Morris International (PMI), en el marco de Technovation 2022, se refirió a la capacidad de descubrir cómo el pensamiento disruptivo, la ciencia, la innovación y la tecnología impulsan el desarrollo de productos libres de humo, con el objetivo de tener un impacto positivo en el medioambiente.
«Nuestra visión es que, dentro de 10 años, los cigarrillos sólo deberían encontrarse en un museo. Si todas las partes interesadas ponen su grano de arena y con la regulación adecuada, creo que 10 años es suficiente para poder reemplazar a los cigarrillos», remarca Jacek Olczak, CEO de la compañía.
La empresa explica que a lo largo de los últimos años ha invertido mucho dinero en investigación y desarrollo con el fin de encontrar soluciones, crear nuevas tecnologías y desarrollar productos para fumadores adultos y que sean una buena opción para mejorar la salud pública mundial.
«La tecnología avanza rápido y va desplazando modelos antiguos, pero se necesita de la anuencia y cooperación de todas las partes involucradas para lograr el propósito», añade.