Los meses de diciembre y enero fueron un caos. Numerosos vecinos estuvieron semanas sin electricidad y, en consecuencia, sin agua, enfrentando temperaturas de más de 40ºC de sensación térmica.
Quiero empezar por las opciones más sencillas y fáciles de implementar. Se trata simplemente de la solidaridad. Me impresionó en esos días de calor intenso ir a edificios de oficinas en el microcentro y encontrarme con aires acondicionados a 18ºC. Si bien se comenta que el clima frío aumenta la productividad de los empleados, no tiene mucho sentido incrementarla si luego, cuando estos vuelven a sus hogares, estarán sofocados sin electricidad ni agua.
La cantidad de electricidad disponible para todos es limitada, si yo gasto de más, directa o indirectamente se la estaré quitando a mi vecino. En este sentido, es recomendable que, una vez en el hogar, se limiten a utilizar el aire acondicionado en una única habitación donde reunir a toda la familia e, inclusive, dormir todos juntos tipo camping enfriando una única habitación. Puede parecer algo ‘hippie’, pero es un comportamiento responsable en situaciones extremas, como las vividas en este verano.
Desde Sustentator, mi sitio web, recibimos en aquellos días más de 50 consultas diarias de personas interesadas en instalar paneles solares para tener electricidad. La energía solar fotovoltaica es todavía costosa, en especial en un país en el cual no hay ningún tipo de beneficios ni subsidios. Si bien la energía solar fotovoltaica es beneficiosa para el medioambiente, se torna poco útil como sistema de ‘backup’ por varias razones. La primera, como dijimos antes, es el precio: comprar un sistema solar por solo algunos días por año es prohibitivo. Cuando se trata de su uso en edificios, una instalación de paneles solares fotovoltaicos arriba del techo solo podría alimentar de electricidad una o dos plantas. Además, es fundamental que no existan obstáculos hacia el norte que creen sombras sobre el edificio pues reducen la generación de energía.
Una opción interesante como ‘backup’ es instalar un banco de baterías y un inversor creando una gran ‘UPS’ que permite seguir con algunas horas de energía durante los cortes. Se asemeja a un grupo electrógeno, pero con la ventaja de que no ocasiona ruidos ni humos. Al utilizarse solo para situaciones de emergencia, las baterías pueden llegar a durar 10 años.
Otra energía renovable tal vez menos difundida es la energía solar térmica. A través de colectores solares -también llamados calefones solares. se utiliza la energía del sol para calentar agua de forma totalmente gratuita. En la ciudad de Buenos Aires, por ejemplo, se están reduciendo las habilitaciones para gas y cada vez más edificios están utilizando electricidad para calentar agua o calefaccionarse sumando aún más consumo a la red (que, como sabemos, está al límite de su capacidad). Además, calentar agua con electricidad es poco eficiente al considerar que la mayoría de la energía eléctrica del país proviene de turbinas de gas. Se pierde energía al convertir el calor en electricidad y luego nuevamente en calor. Cada vez que se transforma de un tipo de energía a otra se pierde.
Una solución a esta problemática consiste en la instalación a gran escala de colectores solares térmicos en las azoteas de los edificios donde se encuentran los tanques de agua. Los colectores, a diferencia de los paneles solares fotovoltaicos, no requieren de alta tecnología. Funcionan simplemente porque una superficie oscura se calienta al estar expuesta al sol. La más alta tecnología viene de la mano de los tubos de vacío, ideales para edificios dado que, al ser más eficientes, requieren de menor superficie para producir la misma cantidad de energía.
Por ejemplo Uruguay hizo obligatoria por ley la instalación de colectores solares en viviendas nuevas y edificios para que aporte el 50% de la energía necesaria para calentar agua. En Argentina, podríamos decir que un 20% del gas que se consume es para calentar el agua domiciliaria. Algo que pocos argentinos tienen conciencia, porque no reparan en cuánto gas consumen termotanques o calefones.
La tecnología solar térmica se usa hace decenas de años en todo el mundo y es 20 veces más común que la energía solar fotovoltaica. Si bien antes estaba reservada a países con clima tropical, como Israel o Brasil, las nuevas tecnologías, como la de tubos de vacío, ampliaron el campo de aplicación hasta las regiones polares. El sol puede llevar el agua a 90°C aún cuando la sensación térmica es de varios grados bajo cero.
Por el ahorro de CO2, instalar un colector solar en una vivienda equivale a plantar 500 árboles. Sólo hay que aprovechar la energía del Sol, que por metro cuadrado equivale a una estufa de 1kW! Y el ahorro económico para viviendas y comercios es especialmente interesante para los usuarios de gas licuado.
Para tener una idea de lo importante que puede ser el aporte energético de la energía solar térmica, simplemente basta decir que en los últimos 3 años Brasil logró con colectores solares domiciliarios una potencia equivalente a la energía que nos brinda hoy Yaciretá y China lo hizo en los últimos 60 días!
Este sistema no es apto para todos los edificios, dado que al igual que con los paneles fotovoltaicos, si un edificio más alto se encuentra al norte, este creará una sombra impidiendo que los rayos solares alcancen los tubos.
En la Universidad de Sacramento, en California, se instalaron el año pasado 40 colectores de 30 tubos para los dormitorios de 610 estudiantes que viven ahí todo el año. Otro sistema recientemente instalado es el de la cervecería Upland Brewing Co en el cuál 10 colectores de 30 tubos envían agua caliente al tanque de más de 2200 litros que alimentan la cervecería y la cocina.
Un ejemplo local interesante en el cual se aplicó esta tecnología es el edificio ‘Sembrando 3’ ubicado en la ciudad de Santa Fe donde viven 130 personas. Se instalaron en su techo 15 colectores solares de 30 tubos de vacío. En los días soleados, importando poco la temperatura exterior, este sistema calienta 8000 litros de agua a 43ºC. Se logra un ahorro anual de 60 toneladas de CO2 a través de las 54 millones de kCal generadas de manera totalmente limpia equivalente a quemar 5700m3 de gas natural o 4900 litros de gas licuado. El ahorro en la factura de energía ronda el 75%, es decir que solo utilizamos el 25% de energía convencional (gas o electricidad) para calentar el agua. Esta cifra podría acercarse al 100% en zonas en las cuales nunca hay nubosidad como los desiertos. La inversión en colectores solares fue menos de $150,000 (pesos).
Queda claro que una instalación de este tipo es altamente beneficiosa para el medioambiente, pero además se va tornando en una inversión interesante económicamente dado los aumentos en el precio de la energía y, en especial, teniendo en cuenta que el país pagó más de 13.000 millones de dólares en gas importado en el 2013, un dinero que, literalmente, fue prendido fuego.
Rodrigo Herrera Vegas*
La Nación
*Rodrigo Herrera Vegas es co-fundador de Sustentator.com.