De todos los loros que imitan voces humanas, el loro gris africano es el que mejor lo hace. Esta habilidad sorprendente le ha costado caro: se ha convertido en uno de los pájaros más traficados a nivel global. En Camerún, una organización trabaja para darle una segunda oportunidad a aquellos que logran escapar de las garras de los cazadores.
Más de 1,3 millones de estos loros, los más grandes de África, fueron exportados desde las naciones occidentales del continente entre 1975 y 2013, según la National Audubon Society. El comercio es ilegal desde 2016, cuando una mayoría de países votó por una prohibición total de la actividad, según WWF. Pero los peligros para la especie están lejos de acabarse.
“Son muy populares como mascotas. Seguramente (es la especie de) loro más popular como mascota”, cuenta al portal CNN Jerry Aylmer. Él dirige el Centro de Vida Salvaje de Limbe, en Camerún, que recoge loros grises africanos que se han recuperado del comercio ilegal con el objetivo de reintroducirlos en la naturaleza.
Aprender a volar (nuevamente)
“Muchas veces los rescatamos en condiciones muy precarias; están deshidratados, hambrientos, incluso con lesiones”, explica Aylmer. Los cazadores usan trampas de pegamento, lo que hace que queden en “muy mal estado”. “Para empezar, el mayor reto es salvarles la vida”, resume el conservacionista.
Una vez que la vida de los loros está fuera de peligro, se avanza en un proceso más profundo de rehabilitación que incluye una dieta especial y procesos de socialización. Muchos han estado confinados en espacios pequeños, sin capacidad de movimiento, por lo que tienen que aprender a volar nuevamente.
“Después de la rehabilitación en el área de cuarentena donde los recibimos, donde pasan 90 días, después de la revisión médica, los ponemos en el aviario. Cuando son capaces de volar de nuevo, los podemos liberar en el bosque”, cuenta Pierre Emmanuel Aliguena.
El Centro de Vida Salvaje de Limbe dice que en los últimos 30 años ha liberado a más de 300 loros grises africanos del mercado negro de los cazadores furtivos. Además realiza una labor educativa para generar consciencia sobre el comercio ilegal de fauna silvestre.
Los pájaros más inteligentes
Los loros son una de las especies de pájaros más inteligentes del planeta: usan herramientas y algunos hasta son capaces de hacer cálculos matemáticos. A esto se suma, por supuesto, su asombrosa capacidad de imitar el habla de los humanos.
Además de destacar por estas habilidades, cumplen un rol importante en los ecosistemas, por ejemplo a través de la distribución de semillas. Así lo explica Aylmer: “Comen frutas y distribuyen las semillas en sus excrementos, o sea, mueven las semillas contribuyendo de esta manera a la salud del bosque y su desarrollo”.
Los loros grises africanos, que habitan en la región central del continente, están declarados como especie en peligro de extinción desde 2016. Se trata de un tipo de loro especialmente sensible y vulnerable ya que su tasa de reproducción es baja, explica WWF: empieza a tener crías recién a los tres a cinco años y tiene uno o dos polluelos por año.
Rastrear a los loros grises, la apuesta de futuro
El Centro de Vida Salvaje de Limbe tiene un plan claro para el futuro: colocar rastreadores en los pájaros que liberan, algo que les permitiría evaluar los patrones migratorios y los índices de supervivencia, y enterarse en caso de que vuelvan a ser capturados.
“La esperanza es que podamos expandir el programa y, a lo mejor, rastrear en un futuro algunos de los loros para obtener más datos”, dice Ailmer. En otras palabras, explica, se trata de expandir su conocimiento a través de los pájaros que han pasado por el proceso de rehabilitación, dirigido por el grupo de veterinarios de la organización.
La situación es preocupante, explica Ailmer, que convive entre la tristeza por lo que sucede y el orgullo de poder aportar su grano de arena. “Es muy triste lo que está pasando, pero me siento muy emocionado y orgulloso de que podamos estar involucrados de esta manera tan fundamental”, dice. La organización hace una “pequeña diferencia” que en realidad es muy grande: “darle una segunda oportunidad” a los loros que han sido cazados furtivamente.