De un tiempo a esta parte, Bariloche es la ciudad turística más visitada de la región. La presencia cada vez más marcada del ser humano en los ambientes naturales, genera algunas perturbaciones que no son beneficiosas para la fauna silvestre. Muchas son las consecuencias que el paso por las áreas naturales puede tener si no se respetan las indicaciones.
En este sentido, es cada vez mayor la cantidad de avistajes de aves, zorros y otras especies de fauna silvestre en senderos o sitios muy visitados del Parque Nahuel Huapi y del Parque Municipal Llao Llao. “Muchas veces, la sensibilidad del humano hace que queramos ayudar a ese animal que vemos cerca nuestro porque pensamos que está desprotegido pero la realidad es que ellos no necesitan ayuda porque están en su casa”, afirmó a ANB, Susana Seijas, del área de conservación de Parque Nacional Nahuel Huapi.
En ese afán de querer ayudar, muchas veces, las personas alimentan a los animales sin saber las consecuencias irreparables que esta acción puede acarrear.
Evitar poner en peligro a la fauna silvestre
“Una de las consecuencias negativas en esos individuos es que se acostumbran a que la gente les dé de comer. En Circuito Chico, tenemos un caso muy conocido que es el del zorro. Lo que hizo este animal fue trasladarse del bosque a la banquina, que ahora pasó a ser su hábitat”, relató Seijas. Entonces estos ejemplares habituados se vuelven más vulnerables y proclives a sufrir accidentes.
Esto lleva a que, al estar a la vera de una ruta, corran el riesgo de ser atropellados y mueran, sean atacados por los perros o queden agonizantes al lado del camino. “Esto da como resultado que la gente los quiera ayudar y, aún habiendo sangre derramada, se manipula sin guantes y sin los recaudos necesarios, lo que puede derivar en la contracción de enfermedades para el humano”, aseguró.
Otra de las consecuencias, es que la galletita o el pan, no son alimentos que estén destinados para consumo de fauna silvestre, lo que genera un desorden en su sistema digestivo y le produzca grandes problemas a nivel intestinal.
Además del zorro, durante los últimos años, personal del Parque Nahuel Huapi dio cuenta de que otros animales afectados por esta problemática es el cauquén real y gallaretas. “Son aves que se sitúan en los campings, donde está colmado de gente, quienes tiran comida al suelo y ellos van en busca de ese alimento, que los vuelve muy vulnerable”, aseveró Seijas.
La bandurria es otro de los casos. “En el Centro Cívico compiten con las palomas para comer lo que tiran de los carritos y hay que caminar esquivándolas. Son animales oportunistas. Nacen en lugares donde hay personas y autos, pero no queremos que esa costumbre se traslade a las áreas naturales del Parque”.
Respetar el ecosistema natural
“La conservación es posible si la sociedad se involucra y participa. Respetando las indicaciones de un cartel, estás respetando a la fauna silvestre. Desde el Parque respetamos el vínculo de las personas con los animales porque es ancestral, ya que ellos nos vinculan con los buenos valores, sin embargo, esa buena intención puede generar daños irreparables”, argumentó.
Uno de ellos es la pérdida de individuos que se da en las diferentes poblaciones. “La suma de un montón de zorros que mueren en las zonas del parque hace que las poblaciones se debiliten y, por consecuencia, queden vulnerables a la extinción”.
No es necesario ser un experto o un profesional para hacer conservación. “Con el sólo de hecho de reflexionar y pensar las acciones que uno toma o la forma en la que se maneja cuando sale a hacer actividad al aire libre, es una forma de hacer conservación. Si bien yo no le doy de comer una galletita al zorro directamente, pero dejo mi bolsa de basura tirada en cualquier lugar, lo estoy alimentando indirectamente porque el animal se va a acercar a ella y comer de ahí, ingiriendo, además, el plástico”, concluyó Seijas.
Por ello, la solución a esta problemática está en la gente se informe cada vez más porque es la única manera de tomar conciencia y actuar en consecuencia, colaborando con el medio ambiente y las especies que en él habitan