Pero el veterinario se negó a darle muerte, convencido de poder encontrarle un nuevo hogar. Solo ha hecho falta una semana para dar con la mujer dispuesta a guiar los pasos del perro a partir de ahora. Es la medallista paralímica Mónica Merenciano, quien además es también invidente parcial.
Su dueño lo llevó a sacrificar a la clínica veterinaria coruñense que regenta Martín Marín. Decía que no podía hacerse cargo de él. Marín intentó hacerle recapacitar, apelando al indudable buen estado de salud del animal, pese a la ceguera. No tuvo éxito.
El dueño terminó renunciando al perro en favor del veterinario. Finalmente, entró en el catálogo de perros sin hogar de la protectora Adopciones Ortegal el jueves pasado, mientras una voluntaria local, Destina Hürriyet, lo acogía de forma temporal en su casa de Ortigueira (Coruña).
A los anuncios en Internet que pusieron respondió enseguida una chica de Valencia, de 29 años, dispuesta a quedárselo. ‘Cuando me dijo que ella misma tenía una discapacidad visual empecé a llorar’, relata Destina. ‘Me contó que se vio identificada con este perro, que estaba buscando mascota’. Y Destina supo ‘que eran la pareja perfecta, tal para cual’.
Este martes Destina viajó con el perro desde A Coruña hasta Madrid para entregárselo a su nueva dueña, Mónica Merenciano. Mónica es una judoka, ganadora de sendas medallas de bronce en los Juegos de Londres, Atenas y Pekín. ‘Llevaba tiempo pidiendo tener un perro. Es una raza que me gusta mucho y el hecho de que sea ciego no es ningún inconveniente para mí. De hecho, me chocó mucho que no lo quisieran por ese motivo’. Ella es no vidente parcial desde nacimiento. Sufre retinosis pigmentaria, tiene el campo visual reducido desde los once años, aunque ha logrado mantener estable la enfermedad gracias a que se cuida bien.
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