Como una gran ola que inunda espacios que antes eran hogares, las especies invasoras se abren paso entre la vida local de muchos ecosistemas, creando un gran desequilibrio biológico. La razón: los humanos.
Mientras que los animales domésticos tienen cada vez más privilegios en la vida humana, hay otros animales que sufren nuestra presencia en s entornos. Frente a las alteraciones irremediables que presentan sus hábitats, las especies hacen lo posible por sobrevivir y, aunque algunas lo logran, se vuelven especies invasoras que continúan el desequilibrio biológico de los ecosistemas a los que llegan.
El nuevo reporte de la Plataforma Intergubernamental Científico-normativa sobre Diversidad Biológica y Servicios de los Ecosistemas (IPBES, por sus siglas en inglés) explica que el panorama para el futuro parece no mejorar.
¿Qué es una especie invasora?
En realidad, hay muchas más especies invasoras de las que podríamos ver a simple vista. Este término define a todos los seres vivos que fueron introducidos a un lugar del que no eran nativos; por ejemplo los tomates en Europa, el trigo y los animales de pastoreo en América o los conejos en Australia.
Si bien esto es un proceso que lleva ocurriendo miles de años y muchas veces no representa un gran problema, la producción masiva y el consumo desmedido de recursos han vuelto de las especies extranjeras un problema para la flora y fauna local.
El último reporte de la IPBES
De acuerdo con la Evaluación de Especies Exóticas Invasoras del IPBES, la situación a la que nos enfrentamos es crítica y podría volverse peor en las próximas décadas. Estiman que los daños que estas especies han causado, tienen un costo de $400 mil millones de dólares en tan sólo un año. Por otro lado, Peter Stoett, uno de los autores de la investigación, asegura que si eso es mucho dinero, hay otro tipo de pérdidas que son invaluables.
El documento señala que más de 37 mil especies han sido introducidas por la mano humana y de ellas, aproximadamente 3 mil 500 representan un riesgo muy alto para su ecosistema destino.
Los autores también explicaron que frente a una catástrofe biológica así, la prevención es la clave. La tecnología ha puesto el mundo a nuestro alcance y ahora, con un click podemos tener una especie del otro lado del planeta en nuestro jardín, sin pensar en las consecuencias que tendrá para el ecosistema que habitamos.
La solución es la diversidad
Hoy en día, si visitas una gran ciudad en cualquier parte del mundo, probablemente encontrarás comercios muy similares, calles que se parecen, los mismos modelos de coches y seguramente verás que las personas con las que te cruzas usan smartphones iguales a los que se usan del otro lado del globo.
La uniformidad de las ciudades ha despojado a los hábitats de sus condiciones endémicas. La flora, la fauna y el clima se ven gravemente alterados en favor del supuesto desarrollo que tan sólo favorece a algunas personas y nos afecta a todos y a todas, animales o vegetales. Por lo que Pauchard propone que favorecer la flora y fauna local puede ser gran parte de la solución para detener el desequilibrio biológico que causan las especies invasoras.