El límite entre la altura de la Tierra y el espacio exterior ha sido un tema de debate durante décadas entre los científicos. Al ser la atmósfera terrestre una envoltura gaseosa realmente difusa, se sabe con poca exactitud dónde se encuentra nuestra frontera final con el cosmos.
Para propósitos prácticos, a finales de la década de los sesenta, la Federación Aeronáutica Internacional (FAI) estableció una frontera imaginaria que separa ambos ambientes de una manera definitiva. Esta se llama la línea de Kármán.
¿Qué es la línea de Kármán para la altura de la Tierra?
Se trata de un límite oficial e imaginario ubicado a los 100 kilómetros de la superficie. Exactamente dentro de la termósfera, la capa atmosférica intermedia que se expande desde los 80 hasta los 700 km y dónde ocurren las auroras polares.
La línea de Kármán se utiliza para describir una zona donde la densidad del aire circundante comienza a ser insuficiente para que los aviones y las naves espaciales puedan sostener vuelos aerodinámicos. Esto significa que se movilizan por el aire utilizando sus alas y movimiento.
Se considerada un satélite a cualquier objeto que consiga orbitar la Tierra por encima de los 100 kilómetros sin quemarse. Este es el caso de la Estación Espacial Internacional, el laboratorio científico donde la NASA y otras cuatro agencias espaciales realizan experimentos todos los días del año.
Y entonces, ¿Dónde termina la atmósfera?
La línea de Kármán es un límite arbitrario impuesto por la aeronáutica, pero no marca la frontera de la atmósfera terrestre con el espacio. Fue colocada en ese lugar porque, por debajo de ella, se ubica el 99,99% de la atmósfera.
Pero y entonces, ¿Dónde se encuentra la exósfera, el último límite de la atmósfera terrestre?
Según la NASA, la exósfera se extiende entre los 700 y 10.000 kilómetros y es la zona donde las moléculas de hidrógeno y oxígeno interactúan con el viento solar.
Sin embargo, un estudio de 2019 que utilizó datos del satélite SOHO (siglas en inglés de Observatorio Solar y Heliosférico) de la Agencia Espacial Europea (ESA) ha sugerido que esta capa en realidad se extiende hasta casi los 630.000 kilómetros, es decir más allá que la Luna.
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