Lo aseguró Ernesto Ricci, capitán, guía ballenero y buzo profesional de Madryn. Desde hace más de 30 años dedica su vida al mar. A lo largo de su carrera fue testigo de los impactos que fue sufriendo el océano. “Con el aumento de la actividad pesquera y de la población local, hubo un incremento muy notorio de enmallamientos y de basura en el mar”, remarcó.
Ernesto Ricci nació en San Miguel, provincia de Buenos Aires. Por ese entonces, su amor por el mar era platónico, hasta que la difícil situación económica de su familia le sirvió de impulso para ir en busca de sus sueños. “Era el hermano mayor y era también una boca más para alimentar.
Así que, hablé con mis viejos, me junté para el pasaje haciendo changas y me vine para Puerto Pirámides. Del minuto uno que llegué, trabajé en actividades vinculadas al mar”, relató Ernesto.
Desde muy joven y hasta la actualidad, Ernesto interactúa con el mar como pocos lo hacen: tanto desde la superficie como desde las profundidades. Como capitán y guía permanece a bordo de una embarcación durante toda la temporada alta, como buzo profesional recorre las frías corrientes patagónicas durante meses.
Uno de los escenarios que más frecuenta Ernesto es El Doradillo, un sitio reconocido mundialmente por ser un santuario natural de ballenas. Aquí, durante los meses de mayo y diciembre, los enormes cetáceos dan un espectáculo único que puede observarse desde el cordón costero.
Más allá de la magnificencia de este evento natural, es importante ver más allá de la orilla. Y Ernesto es una persona cuya observación y expertis trasciende la de un turista. Su larga experiencia y su conexión especial con el mar lo preceden.
“La que viene es mi temporada 30 de ballenas y, a lo largo de todos estos años, vi muchos enmallamientos por redes o basura de la pesca, al igual que noté la presencia de más basura en el mar. Un 80% creo que provienen de los barcos pesqueros y un 20% de la gente que va a la playa, deja sus residuos y el viento los lleva al mar”, remarcó el guía y buzo profesional.
Toda esta basura acumulada tiene diferentes destinos: a veces queda flotando, otras se va a las profundidades del océano y otras va directo a los animales marinos. En todos los casos, produce altos niveles de contaminación y de muerte de animales por ingesta o enmallamiento.
“He participado de varias necropsias a ballenas, que hicieron los biólogos para averiguar las causas de la muerte, y en muchísimos casos eran por microplásticos. Después enmallamientos por redes, sunchos y cabos presencié una enorme cantidad, tanto en ballenas como en lobos marinos. Cuando trabajo en buceo voy con bolsos recolectando lo que encuentro y la cantidad de basura que me traigo en cada salida es mucha”, detalló Ricci.
Y concluyó: “Ver a estos animales hermosos sufriendo por quedar atrapados en residuos derivados de la actividad humana es muy doloroso para mí, da mucha impotencia y dolor. Porque muchas veces los podemos ayudar y muchas otras no: sea porque se pierde el rastro del animal o porque directamente no nos deja sacarle el objeto”.
Reseñas Profundas
Una manera efectiva de hacer un aporte para mitigar los impactos de la contaminación es difundiendo lo que realmente sucede, más allá de las costas de El Doradillo y en las profundidades del mar.
En relación a esto, la Fundación Sin Azul No Hay Verde realizó la propuesta Reseñas Profundas que busca visibilizar lo que pasa en puntos turísticos de naturaleza del país.
El objetivo es que los visitantes puedan disfrutar de estos lugares y escenarios maravillosos, a la vez que toman conciencia sobre lo que sucede más allá de lo que se ve a simple vista.
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