La salud de nuestros acuíferos preocupa a los expertos. La sequía y aridificación, la contaminación o la intrusión de aguas saladas están deteriorando estas fuentes de agua. Curiosamente, seguimos encontrando nuevos acuíferos, solo que algunos no son precisamente accesibles.
Por ejemplo, porque están en el fondo del mar.
Cierre de proyecto
La Universidad de Granada (UGR) ha dado cierre a la campaña oceanográfica Sanimed 24 y ha anunciado alguno de sus hallazgos. Entre ellos, el descubrimiento de un acuífero con agua dulce, a unos metros por debajo del lecho marino.
La campaña oceanográfica Sanimed 24 (Sediment gravity flows and ANthropogenic Impacts in a MEDiterranean deltaic-and-canyon environment: Causal relationships and consequences) tuvo lugar entre los días 6 y 26 del pasado mes de marzo. El equipo, liderado por investigadores de la UGR y del Instituto Andaluz de Ciencias de la Tierra se centró en la costa granadina, en el segmento entre las localidades de Almuñecar y Calahonda.
Según explica la universidad, el proyecto tiene entre sus objetivos el estudio de la basura tanto en el fondo marino como en la columna de agua, así como el análisis de mecanismos genéticos de los flujos gravitatorios y su imporntancia en deltas y cañones submarinos.
Ostras en la profundidad
Además del hallazgo del acuífero submarino, los responsables del proyecto también destacaron el hallazgo de un hábitat de ostras del género Neopycnodonte. Lo sorprendente de este fue la profundidad a la que se hallaba: 500 metros. Esto contrasta notablemente con los ambientes de “aguas someras” en los que suelen ser hallados, a no más de 100 metros de profundidad.
La zona del hallazgo es de especial interés para la conservación marina ya que en ella habitan corales protegidos como las especies Antipathes cf. dichotoma o Parantipathes cf. larix y el escleractinio (Scleractinia), uno de los llamados “corales duros”, Lophelia pertusa.
Los responsables de estos hallazgos también recogieron un total de testigos de sedimento que superaba los 300 metros, explican. También analizaron las condiciones sedimentarias y paleoecológicas a través de perfiles acústicos de alta resolución, y realizaron batimetrías de alta resolución valiéndose de submarinos autónomos y operados por remoto.
Un fenómeno no tan extraño
Aunque parezca sorprendente, no es la primera vez que un equipo de investigadores encuentra un acuífero de agua dulce bajo el fondo del mar. Un ejemplo es el descubrimiento en 2019 de un acuífero que podría albergar más de 2.700 kilómetros cúbicos de agua dulce. Fue hallado bajo el lecho marino del océano Atlántico, frente a las costas de Norteamérica.
Como los responsables de esta investigación señala, esta sí es la primera vez que se halla un acuífero de estas características en una plataforma del “margen ibérico”.
Ante los problemas que los acuíferos presentan en España, que van desde su contaminación a los excesos en la extracción, no deja de ser irónico que encontremos nuevos depósitos subterráneos de agua. Y que lo hagamos más allá de la costa, donde el aprovechamiento de sus aguas resulta difícil. En cualquier caso este tipo de acuíferos puede suponer una oportunidad de oro para comprender mejor los ecosistemas marítimos y su interacción con la geología del lecho marino
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