Científicos del Centro de Agricultura Sostenible del Instituto Arava lograron un hito: “resucitaron” un árbol. Es que lograron germinar una antigua semilla hallada en una cueva del desierto de Judea.
Dio vida a un árbol que además podría resolver uno de los misterios botánicos de la Biblia.
En concreto, un equipo de investigadores dio vida a una semilla de más de 1000 años de antigüedad, encontrada hace décadas. El resultado fue un árbol apodado “Sheba“.
Resucitaron un árbol: así es Sheba
Podría ser el esquivo “tsori” mencionado en la Biblia, famoso por sus supuestas propiedades curativas místicas. Así lo sugiere un artículo publicado en septiembre en Communications Biology.
Hace unos 40 años, arqueólogos excavaron en Wadi el Makkuk y descubrieron una semilla que, según la estimaron por radiocarbono, data de entre los años 993 y 1202 d.C.
La semilla permaneció olvidada hasta que la Doctora Sarah Sallon, del Centro de Investigación de Medicina Natural Louis Borick de la Organización Médica Hadassah en Jerusalén, la encontró en el Instituto de Arqueología de la Universidad Hebrea. Allí decidió darle una segunda oportunidad.
Con la ayuda de la Doctora Elaine Solowey, directora del Centro de Agricultura Sostenible del Instituto Arava (en el kibutz Ketura), plantaron la semilla en 2010.
Cinco semanas después, emergió una plántula, y dieron por exitosa la misión de despertar a la planta del pasado. Tras 14 años de cuidados, Sheba ha crecido hasta alcanzar casi 3 metros de altura y ha comenzado a producir resina.
¿Cómo llegó la semilla a la cueva?
En cuanto a cómo llegó la semilla a esta cueva, los investigadores barajan dos teorías. Podría haber llegado a través de excrementos de animales o, increíblemente, a través de excrementos humanos de hace mil años.
¿Ya conoces nuestro canal de YouTube? ¡Suscríbete!